Nicolás Maduro pasará a la historia como el responsable del peor engaño en la historia del país. No tuvo la valentía de decirlo con sus propias palabras. Se apoyó en funcionarios de segundo rango, de la mayor incompetencia, autores intelectuales del mayor descalabro económico que haya sufrido una economía petrolera. Ellos salieron a balbucear excusas para esconder su total incapacidad.
Con todos los recursos obtenidos en estos años por concepto de venta de petróleo, es inadmisible el desastre económico que tenemos como consecuencia de las políticas del actual gobierno. La inflación ha encarecido nuestros productos haciendo inviable no sólo exportar bienes, sino también sustituir importaciones. Las políticas del gobierno han hecho imposible la diversificación de la economía, por lo que nos toca depender de un único mercado internacional que no sólo no controlamos, sino que está fuertemente amenazado por la crisis en Europa, el abismo fiscal en Estados Unidos y la desaceleración en China. Sin importaciones no se puede mantener ni el consumo ni la inversión, ni controlar la inflación o evitar la escasez.
El gobierno no ha ahorrado: ha gastado todo lo que hemos recibido, se ha endeudado y ha sacado del control público y de la contraloría social el examen del manejo de enormes cantidades de dinero, acumuladas en el Fonden y en el Fondo Chino. Las consecuencias de su irresponsabilidad se hicieron evidentes en 2009, cuando la caída en los precios del petróleo se hizo inaguantable para el mismo gobierno: entonces subió el IVA, recortó gastos que por “superfluos” nunca debieron hacerse, se endeudó y devaluó un año después. La reciente reforma de la ley que alimenta al Fonden con contribuciones de PDVSA por precios extraordinarios pone en evidencia el daño que se ha hecho a las reservas internacionales, a las contribuciones al presupuesto y al flujo de caja de PDVSA para permitir al Ejecutivo hacer gastos no supervisados.
Todo eso lo sabía Maduro. Durante la campaña electoral formó parte de los que dijeron que todo estaba bien. Ocultó con premeditación las evidentes fallas de nuestra política económica. Y luego de la victoria electoral, ya como Vicepresidente de la República, se empeñó en prolongar el engaño. Para hacerle ver a los venezolanos que no se realizaría la devaluación. Hasta hace pocos días la camarilla de incompetentes que maneja la política económica de 30 millones de venezolanos, aseguró que no habría devaluación.
Y en el día de ayer, por sexta vez en el largo gobierno actual, se acudió a la receta de la devaluación para corregir los desequilibrios causados por tanta incompetencia. Desde ayer todos los venezolanos hemos visto descender nuestro poder adquisitivo, para que el gobierno tenga más recursos para el gasto sin transparencia, sin controles, a espaldas de los intereses de los ciudadanos.
Pero la devaluación afecta más a los más pobres. De un solo golpe ven deteriorado su nivel de ingreso por el efecto inflacionario. La dependencia de las importaciones se agudiza. Y la calidad de vida se sigue deteriorando.
De toda esta situación el máximo responsable es Nicolás Maduro, encargado del gobierno. Es el responsable del Paquetazo artero que han recibido los venezolanos. Es el responsable del peor engaño. Y es el responsable de la peor política económica que sufre un país cuando recibe la mayor cantidad de recursos. Nicolás Maduro es el responsable de todas las distorsiones en la vida concreta de los venezolanos que se producirá a partir de los anuncios de ayer.