Dirigentes de la UJR Monagas en los barrios de Maturín |
La crisis económica, política y social venezolana se agudiza minuto a minuto y las nefastas consecuencias que provoca tienden a profundizarse, hasta el punto de superar cualquier límite preestablecido y vernos en la necesidad de declararnos en emergencia y solicitar ayuda humanitaria de otras naciones, buscando atenuar la grave situación de hambruna e insalubridad que vive el pueblo venezolano. La necesidad pasó a ser la orden del día.
Así lo plantean Mauro Sabolla y Nabil Cañas Secretario General y Secretario General Adjunto de la Unión de Jóvenes Revolucionarios, juventud del Partido Bandera Roja, respectivamente, en compañía de los Miembros del Consejo Comunal y la Comunidad de Las Piñas de la Parroquia Boquerón.
Denuncian la negligencia, la exclusión y el sectarismo en la distribución de las bolsas de comida por parte de quienes dirigen los llamados CLAP. “Los CLAP son usados como mecanismo de control y de abuso para favorecer en la venta de las bolsas de comida a quienes militan en el PSUV. Mientras el pueblo muere de hambre por culpa de un gobierno inepto, indolente y autoritario, estos señores juegan con las necesidades más sentidas de la gente. La mentiras y la hipocresía de este gobierno han quedado al descubierto, reprimen a la gente que protesta en las calles ante los gravísimos problemas que hoy vive el país» sostuvo el dirigente juvenil Mauro Sabolla”
“Estamos ante el descalabro más grande que ha vivido nuestra nación. La destrucción del aparato productivo a su máxima expresión, la corrupción y el derroche de la fortuna petrolera, la entrega de nuestra soberanía a potencias imperialistas, la insuficiencia de los centros de salud, la escasez y desaparición de productos de la canasta básica, la degradación de nuestras instituciones educativas, la hambruna desatada en todos los hogares venezolanos son consecuencias de la política gubernamental antipopular y antiobrera que nada tiene de revolucionaria y menos socialista. Todo esto ha provocado el descontento generalizado de las masas y sectores populares, en su mayoría aquellos que eran afectos al gobierno de turno. Este descontento se expresa cotidianamente con protestas sociales por comida que ha llevado a saqueos de establecimientos. Lo que hay es hambre en nuestro país y en nuestro estado», agregan los dirigentes.
Denuncian que la distribución de las bolsas de comida la hacen cada 2 meses en los sectores de Las Piñas, Palo Seco y zonas aledañas en vez cada 15 días, poniendo en «jaque» la alimentación de la población, especialmente la de los niños y ancianos. Exigen que quienes dirgen los CLAP dejen la mentira y cumplan con lo anunciado: distribuir la comida quincenalmente y con suficientes artículos;. Asimismo exigen que cese la represión contra el pueblo y la criminalización de la protesta.
Por último plantean que solo con la organización popular a través de las Asambleas Populares, autónomas, sin injerencia del gobierno ni de cúpulas partidistas, podrán constituirse un poder de base, un verdadero poder popular para impulsar los cambios que el pueblo anhela y enrumbarse hacia la reconstrucción nacional.