Si entendemos la Educación de la Sexualidad como el resultado de la construcción de nuestra personalidad sexuada en la que interviene toda la sociedad a través de una gran diversidad de actores/as, experiencias y de medios le daremos el valor que tiene cada experiencia, cada vivencia, cada dato de la vida que nos puede conducir a entender lo que somos como niñas y niños, adolescentes, jóvenes, mujeres y hombres y a lo que hemos dejado de ser como tales. Lo que hacemos cotidianamente, lo que sentimos, lo que rechazamos, lo que soñamos, lo que añoramos, lo que aceptamos, lo que negamos, en fin toda la experiencia vital, de nosotr@s y de l@s otr@s, se convierten en el punto de partida para significar nuestra Educación de la Sexualidad y a nosotr@s como verdaderamente human@s.
Comprender las características de la Educación de la Sexualidad y develar la gran cantidad y diversidad de mecanismos que son utilizados en ese proceso, así como conocer los intereses políticos e ideológicos que se ocultan en ello, es lo que ha permitido idear experiencias que transforman esta Educación de la Sexualidad heteronormativa en otra educación. Una educación liberadora, emancipadora, desproblematizadora y orientada al disfrute pleno de nuestros derechos humanos y de nuestro placer, así como de una verdadera salud integral, sexual y reproductiva, tanto individual como colectiva al permitir el desarrollo pleno y desplegado de la personalidad de cada quien.
Una nueva educación sexual basada en una nueva ética con principios de Justicia Social, Igualdad y No discriminación, que profundicen la verdadera Democracia en todas sus dimensiones desde los elementos cotidianos de la vida, en la cual niños y niñas le son permitidas todas las posibilidades humanas sin restricciones sexistas y de género, nos muestra que si es posible cambiar la Educación Sexual que estamos dando. Han existido experiencias y existen hoy en diferentes partes del mundo, personas que están dándonos muestras de cómo podemos cambiar la Educación Sexual que hemos tenido hasta ahora y superar el daño que esta le ha propinado a tantas generaciones. Quiero contarles de una en particular que sirve para alumbrarnos el camino desde la misma experiencia cotidiana de un Jardín de Infancia.
Un Jardín de Infancia en Suecia, el NicolaiGarden…
En la ciudad de Gamla Stan (Ciudad Vieja), de Suecia se está desarrollando una experiencia educativa donde a niños y niñas se les considera personas iguales y por lo tanto se les trata como tales desmontando las normas sexuales culturales que han empujado a los niños por su parte a ser de determinada manera, gustarles determinados juegos y tener que aspirar determinadas vidas opuestas en mucha medida a la de las niñas. Aquí cambió el lenguaje, los juegos, los juguetes y hasta las fechas de celebración dando paso a otras maneras de relacionamiento.
Hemos asumido una Educación sexista y heteronormativa como “natural” y no nos extraña que las niñas sean rosadas y quieran ser princesas de cuentos y que los niños sean azules y quieran ser héroes y que manejen la violencia de manera cotidiana.
En el Nicolaigarden se vive un mundo neutral en lo referente al género y se les permite a niños y niñas ser lo que quieran ser, sin atraparles en conductas sexista y tipificadas como de niños o de niñas. Esta práctica esta más cerca de lo que podemos calificar como una educación que permite el pleno desarrollo de la personalidad garantizando así una salud integral socio-sexual.
Se corresponde esta experiencia educativa exitosa con lo que está plasmado en Conferencias, Pactos y Convenios en materia de Derechos Humanos y Derechos Sexuales y Reproductivos e incluso con uno de los Objetivos del Milenio como es la Igualdad de género.
En palabras de la Directora Lotta Rajalin, de esta Jardín de Infancia y responsable de cinco jardines de infantes o escuelas primarias, que cuentan con un personal de 90 docentes para unos 350 alumnos/as. _ «Cada quien tiene el derecho de acceder a todo aquello que la vida tiene para ofrecer. A todas las actividades, juegos y sentimientos. Tiene que ser posible desempeñar roles diferentes en momentos diferentes. Porque las diferencias son fortaleza».
Una verdadera apuesta con el respeto a la diversidad humana y por lo tanto con la verdadera democracia. La directora dice al respecto; “la labor en contra de los estereotipos que marinan (sic) nuestros cerebros es un trabajo por la democracia. Nada más».
Esta experiencia arrancó en 1998, con una política para los jardines de infantes que establece que hay que trabajar en contra de los estereotipos y que obliga a darles las mismas oportunidades educativas a niños y niñas. Reforzada por una ley en 2009 que prohíbe la discriminación de cualquier tipo y factor en Suecia, siendo el marco normativo de esta maravillosa experiencia que es digna de ser copiada y emulada en todo el mundo.
Para mayor información consulte: http://www.entornointeligente.com/articulo/8064360/&
Hisvet Fernández
Psicóloga Social
Julio/2016