#EntrevistaImpertinente a Hisvet Fernández: «Me separé de un guerrillero, amándolo»
Sicóloga social, activista de los derechos humanos, acostumbrada a batirse con la adversidad en el terreno y con las armas que escoja, y a abrirse paso a dentelladas por los senderos de la vida y sus trampas. Transpira feminismo y una determinación viril, endemoniada. Hisvet Fernández, mujer a quien el destino, si acaso tiene cabida esa fuerza masculina en sus personales dominios, le ha deparado una sucesión de rupturas que, más allá de su risa, explosiva, ronca, asoma sus estrías. Pero ahí va ella, de frente, dispuesta a todo.
-Da la impresión de ser una mujer dura, usted.
-Sí hombre, ¡de carácter fuerte! No, no, pero por dentro soy blandita, más blandita de lo que parezco. A veces uno tiene posturas defensivas, las mujeres, sobre todo quienes reivindicamos los derechos humanos de las mujeres, nuestra condición de seres sociales; porque es ésa la reivindicación del feminismo. No es una revancha contra los hombres. La revancha no construye sociedades, nos llena de lodos, nos ensombrece la vida. Cuando uno profundiza en los problemas de la mujer, por qué su segundo papel, la discriminación de la cual hemos sido objeto, encuentra que el hombre no es el culpable. El hombre también ha vivido una suerte de discriminación como ser humano. Al varón tampoco lo dejan ser total, se le escatima el afecto, la ternura, el amor, la sensibilidad. Se le va coartando, se le va prohibiendo, y eso va generando una masculinidad llena de dureza.
-Yo siempre he pensado que el primer obstáculo del feminismo es la propia mujer. No hay enemigo más fiero de una mujer que otra mujer.
-Tienes toda la razón, porque a nosotras nos educan para competir unas con otras, en la búsqueda de ese príncipe que nos va a tocar, y como tenemos que buscar el mejor, entre comillas, naturalmente no nos educan para compartir la vida, para ser sororas.
-Sororas, ¿qué extraño menjurje es ése?
-Sorora, de sororidad. Es la palabra que utilizamos las feministas, distinta a la solidaridad. Es ser hermanas. Es compartir la vida, sin la competencia.
-A las mujeres les cuesta mucho reconocerse, valorarse unas a otras.
-Tiene mucha dificultad, la mujer, porque está compitiendo. Su identidad femenina es la competencia con otras mujeres, por la atención del varón.
-¿Por qué eso no ocurre en el hombre? Socialmente el hombre se acepta más.
-La competencia del hombre no es entre hombres, sino por el puesto de trabajo, por el mercado, por el éxito, por ser el mayor proveedor. Es una competencia a otro nivel.
-¿Cómo enarbolar la bandera del feminismo en una sociedad que se abre al gay, a la lesbiana, al transgénero? Hablar hoy de machismo y feminismo cuando tantos salen del closet, parece el más estrafalario de los absurdos.
-Pareciera, pero en el fondo el feminismo es la reivindicación de lo diverso, el respeto a la diversidad. Las mujeres, como colectivo sociopolítico, nos hemos encontrado con la otra diversidad sexual. Universalmente el patriarcado existe, pero en nuestra cultura occidental el hombre es el modelo de lo humano, es decir, ser humano es ser varón, con unas características, además. Ahora, la diversidad es humana, no sólo sexual. Los seres humanos no somos iguales unos a otros. Toda teoría o actor político que pretenda decretar la igualdad nos está estafando, nos está burlando. La igualdad es un concepto dialéctico y su contrario es lo diferente. La igualdad es el reconocimiento de lo diferente.
-Sus posturas lucen como las de una Hisvet contra el mundo. Usted sigue aferrada a las filas de Bandera Roja, un partido marxista-leninista, ¡a estas alturas de la historia!
-El marxismo-leninismo ha sido una de las concepciones ideológicas y políticas, bueno, es de los pensamientos más importantes del siglo XX, como teoría para el análisis de la sociedad.
-Y en ese siglo se quedó, tapiado. Esa teoría fracasó estruendosamente.
-La desvirtuaron quienes pretendían promover el marxismo como enfoque o teoría para la superación del capitalismo. El marxismo, como filosofía, no ha fracasado.
-Esa fase de la historia le dejó tatuajes imborrables, en lo personal. A usted le tocó ser, incluso, la pareja de un guerrillero urbano emblemático de los ’60, Armando «Chino” Daza, especialista en emboscadas, en explosivos. Tenía orden de captura vivo o muerto. Fue el último en acogerse a la pacificación.
-Mi origen es Bandera Roja porque mi papá era del MIR y se va con Bandera Roja cuando el MIR se divide. Yo era una adolescente, una chamita. Me enamoro de un militante de Bandera Roja, que entra en el mundo de la militancia política revolucionaria, de izquierda, por mi familia. Mi papá, un marxista de siempre, Víctor Fernández, barquisimetano, me formó con esta ideología, con este pensamiento, desde niña. Yo conozco en el liceo a Carlos Hermoso, mi primer esposo, el padre de mi hijo mayor; nos casamos muy jóvenes, nos divorciamos muy jóvenes también. Después de ese primer divorcio me retiro un poco de la militancia y es cuando conozco al «Chino” Daza. En un principio me atrajo, me enamoré, sin saber quién era, porque usaba nombres falsos. Luego supe su historia, y no le tuve miedo a esa historia. Fue una relación que duró seis años, de la cual tengo una hija, que nació en Cuba, porque yo me fui a Cuba con él. Era uno de los últimos buscados, uno de los últimos mohicanos.
-Según informes de la época, Daza participó en asaltos, en atentados terroristas, en la muerte de militares, policías. Incluso, en el secuestro y crimen del doctor Julio Iribarren Borges, presidente del Seguro Social, en 1967. Lo mataron para quitarle el vehículo. ¿Usted sabía eso?
-No conocía los detalles de cada uno de esos hechos. Sabía, naturalmente, que había acciones militares urbanas. Recuerda que eran acciones en el marco de un enfrentamiento militar y político de una época muy distinta a la actual. El «Chino”, por cierto, acompaña a este proceso político, en el país.
-Es, o fue, asesor de la presidencia de Pdvsa.
-Algo así. El «Chino” Daza es un ser extraordinario, desde el punto de vista personal. Es un ser dulce, amoroso, romántico, muy inteligente. Un intelectual orgánico, además autodidacta, porque no fue a la universidad. No viví con él ninguna situación que me permita decir que era un asesino. Lo único que le puedo criticar es que nunca vio por su hija. Nunca la buscó.
-Usted se fue a Cuba tras los pasos de ese mítico guerrillero, en los años ’80 ¿Qué tipo de feminismo es el suyo?
-Nos vamos vía terrestre a Colombia, Panamá. Desde Panamá por avión. Tuve casi un año viviendo en Nicaragua, en pleno proceso del Frente Sandinista. Pude ver lo bueno y lo malo de ese proceso. Luego viví y trabajé en Cuba, en la Maternidad Obrera de Marianao, porque ya yo era partera y había trabajado el tema de la sexualidad humana desde lo que es la reproducción, en la Maternidad Concepción Palacios. Viví la experiencia cubana con mi libretica de racionamiento y toda esa carencia, y entraron en mí una cantidad de contradicciones difíciles de solucionar. Por un lado mi pareja, el «Chino”, encontraba ciegamente todo perfecto, y por otro lado estaba yo, con mi visión mucho más aguda, mucho más objetiva. Yo creí que había llegado a una sociedad ideal, donde todos eran felices, en libertad, donde la justicia reinaba. Me conseguí con otra cosa. Eso me hizo crecer mucho como persona, y desde el punto de vista político, porque fue entender un proceso mal llevado, sin renunciar a mis propios ideales.
-Después de esa ruptura usted une su vida a la de un colega suyo, Nelson Fréitez.
-Bueno, pero eso fue muchos años después. Yo estuve muchos años sola después de que dejé al «Chino”, porque me separé de él amándolo. Pasé por un duelo amoroso como de diez años.
-¿Cómo se puede romper con alguien a quien se ama así?
-Por conciencia. Fue una ruptura racional de una mujer que se separa de un hombre porque ve que con él no hay proyectos a futuro que compartir.
-Usted acaba de regresar a Cuba, en mayo de este año. ¡28 años después! ¿Qué imágenes perseguía, que fantasías quería revivir al desandar sus pasos?
-Yo vuelvo a Cuba, a un congreso de pedagogía.
-Pero hay algo más. Usted escribe entonces, en Efecto Cocuyo, que regresaba a Cuba «con unos recuerdos a cuestas de amores extintos, de apegos políticos primitivos”.
-Sentimientos primarios, en mi vida. Yo tenía un apego político por la revolución cubana, como la han tenido tantos latinoamericanos. La revolución cubana no le dio al pueblo lo que le ofreció. Ahí hubo una tergiversación, un grupo se eternizó en el poder, y eso no es sano para ninguna sociedad. Eso no es una revolución.
Otra ruptura en su haber
-Su partido, Bandera Roja, se divorcia de la MUD el año pasado.
-Bandera Roja venía planteando dentro de la MUD la necesidad de que ese espacio no fuera sólo para eventos electorales, sino que fuera un espacio de lucha, de construcción de una alternativa de cambio. La MUD tenía esa responsabilidad histórica, pero eso se dejó a un lado.
-Discrepan de la MUD por ser electoralista, pero lo más notable que ustedes hacen es lanzar candidatos a las parlamentarias, en planchas paralelas.
-Los procesos electorales son parte del proceso político, pero no es la única manera de hacer política.
-Usted escribió en Twitter: «Construiremos una oposición no complaciente con el régimen”. Acusa a la MUD de cohabitar con el Gobierno.
-Es cuando tú como político empiezas a decir que no importa como sea el Gobierno, vamos a conversar, vamos a dialogar con un Gobierno que ha limitado las libertades democráticas, que ha secuestrado todos los poderes, que destruyó el aparato productivo. ¿Cómo tú vas a decir que podemos seguir conversando con un Gobierno que ha acabado con el país?
-¿Qué es lo que se debe hacer, entonces?
-Lo que hay que hacer con este Gobierno es superarlo como modelo político, y crear una alternativa para que la gente tenga una nueva esperanza. La gente se ha sentido emocionalmente estafada con este Gobierno. Es así como cuando un hombre le dice a una mujer que la ama mucho, pero le pega, le pega y le pega.
-Bandera Roja se ha dedicado a reclutar a los que la MUD dejó fuera en las planchas. Eduardo Gómez Sigala, Berenice Gómez, Marcos Figueroa. ¿Están imponiendo la meritocracia del excluido?
-Bandera Roja asumió como política abrir las compuertas a todas aquellas personas que tienen un liderazgo reconocido y legítimo; sobre todo a aquellos que encarnan la verdadera unidad superior. La unidad superior no es una unidad arriba, es superior porque viene de abajo y recoge todas las expresiones de los movimientos sociales. Fíjate que la MUD asignó 80% de los cargos de representación a sólo tres partidos.
-¿En qué se parecen Bandera Roja y Gómez Sigala?
-En que ambos quieren reconstruir el país y proteger la economía nacional.
-¿Él es marxista-leninista?
-No, él no es marxista-leninista, es un liberal. Necesitamos empresarios comprometidos con el país.
-Henri Falcón ha dicho que él tiene récord de inasistencias en la Asamblea.
-Van a salir cosas feas y malas de todo el mundo, porque la política nuestra desgraciadamente es desprestigiar al adversario, en lugar de hacer propuestas. De todas formas yo no creo que esa sea una realidad. Creo que él ha hecho un buen papel en la Asamblea.
-Luis Castillo, compañero suyo de fórmula electoral, ha asegurado que Falcón tiene una «alianza perversa” con el PSUV, para entregarle al oficialismo los circuitos 1 y 2.
-Yo preferiría que sea Luis quien aclare esa información. Yo sí considero que también en Lara se ha manifestado la expresión cogollérica de la MUD. Ha habido exclusión de fuerzas sociales y de líderes que tienen reconocimiento de la sociedad. No estoy de acuerdo con la hegemonía de ninguna tendencia política.
-Las muestras de opinión revelan que hay una franja de independientes que no se sienten atraídos por el PSUV ni por los partidos de la MUD. Según la encuesta de junio de Venebarómetro, los independientes son la segunda fuerza, con 27.6% La oposición es la primera (40.5%) y el oficialismo bajó al tercer puesto, con 22.2%
-Eso es cierto. Ese 20 y pico por ciento de independientes no quiere la falsa polarización que se ha creado. Ese concepto de los ni-ni se viene manifestando históricamente de diversas maneras. Ya la gente está agobiada y no se come el cuento del chantaje de la unidad. La unidad no es una palabra vacía, no es un decreto, es una práctica política.
-¿Cómo se puede hablar de unidad y a la vez ahondar las fracturas dentro de la oposición? La experiencia chilena muestra que se pudo salir de Pinochet sólo a través de una unidad que costó mucho sellar.
-No es unidad que yo te diga: vente conmigo para mi unidad, pero la unidad es mía. Unidad es sentarnos, con toda la humildad y toda la gallardía que necesita el momento, para que cada quien aporte lo que pueda aportar.
-¿Por qué abortar la unidad ahora, cuando la oposición tiene por primera vez en 16 años una oportunidad de oro?
-Es cierto, por eso la MUD no debió fragmentar la oposición. Acuérdate de lo que es el desplazamiento de la responsabilidad en la manipulación de la gente. Eso en sicología social se conoce como la alienación. Uno de los elementos de la alienación es que quien maneja el poder desvía siempre la responsabilidad hacia la víctima. Entonces las personas que estamos ahorita saliendo como independientes terminamos siendo los francotiradores de la unidad. No, yo no me excluí, tú me sacaste antes, me excluiste antes.
-Mucha gente interpretará que esas posturas le hacen un favor al Gobierno. Hay quienes sostienen que a la MUD es preciso acompañarla pese a sus fallas, y votar por los candidatos de la unidad así sea con un pañuelo en la nariz. Todo en nombre de un interés superior.
-El interés superior es superar al régimen, no convivir con el régimen.
-Edgar Gutiérrez, analista político, ha recordado que el sistema electoral venezolano está diseñado para castigar a las terceras opciones y a los partidos minoritarios. En las elecciones de 2010, el PSUV más sus aliados y la MUD, totalizaron 95% de la votación. En Lara, si la MUD y el PPT hubiesen ido unidos habrían logrado seis de los nueve escaños. Fueron separados y apenas aseguraron tres curules, pese a que el PPT sumó casi la misma cantidad de votos que la MUD. ¿Qué le dice eso a usted?
-Eso es absolutamente cierto. Hay un sistema perverso, pero en vez de pedir su cambio, y empujar hacia su transformación, hay quienes se acomodan a esa perversidad. Con dignidad y sin miedo decimos que no estamos de acuerdo con esta polarización. Ya está bueno.
-¿No es triste abrirse un camino político sobre la base de explotar el descontento que ciertamente arrastra la MUD?
-La unidad superior de la que hablamos no excluye a la MUD, porque ellos son partidos distintos al PSUV, eso lo reconocemos. Son ellos los que no han querido nuestra alianza. Bandera Roja planteó apoyar a todos los candidatos elegidos en primarias por la MUD, y la MUD negó la posibilidad de que los apoyáramos. ¿Quién está excluyendo a quién?
-Dígame por último una cosa que me intriga: si usted llega al poder, a ese viejo amor, a ese mal curado desamor, al ex guerrillero «Chino” Daza, ¿qué cargo le daría?
-¡Ninguno!