Sí todavía me es permitido llorar la desgracia que enerva a mi país, si todavía me es permitido sangrar y ahogarme en ella por él, lo hago con toda la dicha, el honor y la penuria que se le puede otorgar a una lucha que se manifiesta día a día.
Si todavía las restricciones que nos afligen me dan cabida a una súplica de comprensión patriótica, y que ésta a su vez renazca de las cenizas y el fuego como él ave fénix y que alce su vuelo a una soberanía amplia e insubordinable.
Que nuestros escudos se vuelvan unos a los otros corazas tan sólidas, que ni las aguas más turbias, o la tiranía más vil pueda con estas.
Hoy más que nunca solicito, imploro, pido, ¡exijo con brío! Que la sangre que corre por nuestras venas, no se derrame más, sangre de venezolanos, que estamos dolidos, que permanecemos resistentes y beligerantes, sin sucumbir ante calamidades desgarradoras, que aún sabiendo y pensando en el dolor individual, tenemos la capacidad de unificarnos y marchar como nación para finalmente alcanzar la meta y llegar al apogeo de un futuro mejor.
Hace poco consideré la posibilidad de que ya el pueblo venezolano se había cansado, que se encontraba afónico de tanto alzar su voz en busca de libertad, pensé que se iban a dar por vencidos, que estaban a un paso de rendirse… ¡Pero creí mal! Por supuesto que creí muy mal, puesto a que cada día nos fortalecemos más, cada vez se torna más alta la cantidad enardecida de luchadores, dispuestos a cumplir con una meta ya trazada. A prevalecer en la lucha ante las dificultades que se interponen en esta. Y eso… eso me llena de entusiasmo, me brinda armonía, y me genera deseos de continuar el vuelo y no abandonar la batalla, porque aún nos falta camino por recorrer hasta alcanzar la Paz, porque la tranquilidad, se volvió insuficiente para satisfacer a los venezolanos que no nos conformamos con las limitaciones que nos brinda el Gobierno, que no aceptamos la represión, que nos negamos rotundamente a su constituyente, pero más importante aún, ¡Venezolanos que no nos rendimos ante la dictadura!
Hay que despojarnos de las etiquetas que nos dividen y sectorizan unos a otros y actuar en conjunto para alcanzar a tocar el cielo con nuestro país entero.
Esto se trata de una carrera de resistencia, de nada sirve quemarnos todos los días hasta desfallecer, porque una marcha no derroca a un gobierno, y menos a un dictador. Nuestro aporte como multitud, es el reflejo de nuestro desencanto con el proceso gubernamental, nuestra decepción y dolor por los caídos… no solo de los que han sacrificado su vida de manera valiente en el campo de batalla, sino de todos aquellos que se vuelven víctima de la inseguridad, de la escasez de alimentos, de la carencia de medicamentos, de la desidia, todos los venezolanos somos igual de importantes, me parece que ninguno debería sentirse con la superioridad de sobreponerse a otro como lo hacen los fascinas, los corruptos que no tienen palabra. Es inhumana la conducta que ha tomado como rutina los entes policías de nuestro país, puesto a que un día ellos juraron protegernos como pueblo, y considero que la represión tan cruel y vil, es más un acto de odio y de arrogancia.
Venezuela es un tigre herido y privado de libertad, hay que darle la oportunidad de vivir; haj que darle esperanzas, se debe tener conciencia de que es un ser que posee sentimientos, y dolencias, que padece, que carece también y sin embargo, atisba su último alarido en busca de libertad, batallando, repleto de miedo, al borde del delirio por sobrevivir, sin renunciar a su quimera.
Es más que preciso dejar de lado las diferencias que poseemos de manera individual y pensemos como multitud, que persigamos el ideal en común. Basta de escondernos por miedo, basta de permitir que nos manipulen con falsas políticas, ya basta de fingir que nada aflige a nuestro país, es hora de arrebatarnos el velo que obstruye nuestra visión y oculta los hechos, oculta la verdad y la realidad que nos destruye, nos mata abruptamente, nos enferma, no podemos sucumbir ante los malos deseos de aquellos que nos quieren dominar, independientemente de su bando, es preciso generar entusiasmo en un momento tan crítico como este.
Son momentos dificiles los que pasa venezuela, y que mal que exista tanta injusticia. Que bonito es expresar tanta injusticia y tanta impotencia con tan bonitas y educadas palabras. Basta de tanta corrupcion, de tantos muertos, esta no es la venezuela que queremos muchachos, luchemos como lo hace nuestra compañera Mishelle, el ejemplo de la mujer venezolana.