De nuevo se ha puesto en el tapete político venezolano el asunto del diálogo, que como en otras ocasiones, ha sido promovido por parte de la dictadura madurista. En esta oportunidad los «acompañantes», la mayoría designados por el madurismo y con claras simpatías hacia él, presentaron una propuesta de “Acuerdo de Convivencia Democrática”. Ante ello Bandera Roja se pronuncia en los siguientes términos:

  • El acuerdo presentado por los “acompañantes” solo busca afianzar en el poder a la dictadura y presenta como exitoso el “diálogo” iniciado en octubre de 2016, cuando todo el país fue testigo del “frenazo” que se le dio a la movilización popular que exigía en la calle la realización del Referendo Revocatorio, establecido en la Constitución, y que fue torpedeado e impedido por el régimen. Ese “diálogo” fue aderezado con la represión selectiva contra dirigentes opositores y la profundización en la aplicación de medidas económicas que empobrecen aún más a la mayoría de la población.
  • Se lee en la propuesta de los “acompañantes” que “los resultados alcanzados” con el ”diálogo” permitieron generar confianza entre las partes. Tamaña falsedad. Es de todos conocidos que el gobierno de Nicolás Maduro, con su actitud represiva, con el desconocimiento de la voluntad popular expresada el 6 de diciembre de 2015 y con el impedimento de realización del revocatorio, entre otros aspectos, genera un clima de desconfianza que los “acompañantes” se niegan a ver.
  • En el acuerdo de convivencia  se equipara  la responsabilidad del ejecutivo en la crisis que vive el país con la de la oposición, en un intento de hacer responsable de la mismas a los sectores que desde hace 18 años adversan al régimen. El gobierno tiene la única y exclusiva responsabilidad de la peor crisis económica y social que ha sufrido Venezuela desde que fue derrocada la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. En ella no tiene responsabilidad los factores democráticos que lo adversan.
  • Se propone en el acuerdo de los “acompañantes” una serie de mecanismos como si no hubiera constitución, obviando que ha sido el régimen el que permanentemente viola nuestra Carta Magna. Esto es público y notorio.
  • Pretende el acuerdo marcar pautas sobre el comportamiento del parlamento venezolano en el mismo sentido que lo hace la dictadura. Esto es inaceptable, pues las pautas de comportamiento de la Asamblea Nacional están establecidas claramente en la constitución.
  • En todos los países donde hay regímenes autoritarios o dictatoriales como el de Venezuela se habla siempre de presos políticos, pero los “acompañantes”, eufemísticamente los denominan “personas privadas de libertad”. También se habla en el acuerdo de marras de una Ley de Amnistía acordada entre las partes, cuando eso es materia exclusiva de la Asamblea Nacional, como lo establece claramente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

La salida a la grave crisis que vive el país pasa por el cambio de gobierno. Más del 80 % de la población quiere ese cambio y por él se movilizó durante todo el año 2016 para activar el Referendo Revocatorio, expresión de la democracia directa y de la soberanía popular que los grandes jerarcas del régimen desconocen y solo invocan para manipular. De haber seguido la senda de movilización democrática y la presión popular, seguramente el régimen estaría más debilitado. Pero lamentablemente la dirigencia opositora, en clara desconfianza de la fuerza ciudadana, le dio un respiro a la dictadura.

Ante el rechazo de la MUD a la propuesta de acuerdo presentada por los “acompañantes”, reiteramos que solo con la movilización y la presión popular podremos lograr el cambio. En los actuales momentos la movilización popular no solo debe hacerse para exigir el cronograma electoral de las elecciones regionales que debieron hacerse el año pasado, sino también para luchar contra el hambre, por presupuesto justo para la salud y la educación, por aumento de salarios, por la libertad de los presos políticos y contra la represión a la disidencia y a la protesta popular. Para ello es necesario construir una dirección política que no reduzca su accionar a lo electoral, sino que tenga la suficiente valentía, aliento histórico y claridad para enfrentar a esta dictadura con una estrategia que combine distintas formas de lucha y organización que permitan avanzar. Las asambleas populares o ciudadanas, las coordinadoras de luchas sociales, la articulación de fuerzas políticas y sociales, el protagonismo social y la movilización sostenida, sistemática y contundente del pueblo, son aspectos a desarrollar en el marco de una estrategia de rebelión democrática orientada a la restitución de la democracia y la reconstrucción nacional. En ello estamos comprometidos y haremos lo que está a nuestro alcance para lograrlo.

Por la Dirección Nacional de Bandera Roja

Gabriel Puerta Aponte

Secretario General

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