Publicamos un extracto del libro de George Politzer «Principios elementales de filosofía», muy útil para la formación teórica y política.

¿CUÁLES SON LAS RELACIONES ENTRE EL MATERIALISMO Y EL MARXISMO?
Podemos resumirlas de la siguiente manera:
1. La filosofía del materialismo constituye la base del marxismo.
Esta filosofía materialista que quiere aportar una explicación científica a los problemas del mundo,
progresa, en el curso de la Historia, al mismo tiempo que las ciencias. En consecuencia, el marxismo ha
surgido de las ciencias, se apoya en ellas y evoluciona con ellas.
Antes de Marx y Engels hubo en varias ocasiones y bajo formas diferentes, filósofos materialistas. Pero
en el siglo XIX, cuando las ciencias dieron un gran paso adelante, Marx y Engels renovaron ese
materialismo antiguo partiendo de las ciencias modernas y nos dieron el materialismo moderno, que se
llama materialismo dialéctico, y que constituye la base del marxismo.
Por estas breves explicaciones vemos que la filosofía del materialismo, contrariamente a lo que suele
decirse, tiene una historia. Esta historia está íntimamente vinculada a la historia de las ciencias. El
marxismo basado en el materialismo no ha salido de la cabeza de un solo hombre. Es la culminación, la
continuación del materialismo antiguo, que ya había avanzado mucho con Diderot. El marxismo es el
florecimiento del materialismo desarrollado por los enciclopedistas del siglo XVIII, enriquecido por los
grandes descubrimientos del siglo XIX. El marxismo es una teoría viva, y para mostrar de inmediato de
qué modo encara los problemas, vamos a tomar un ejemplo que todo el mundo conoce: el problema de
la lucha de clases.
¿Qué piensa la gente sobre esta cuestión? Unos creen que la defensa del pan dispensa de la lucha
política. Otros piensan que basta con batirse en las calles, negando la necesidad, de la organización. Y
hay quienes pretenden que sólo la lucha política aportará una solución a este problema.
Para el marxista, la lucha de clases comprende:
a) Una lucha económica.
b) Una lucha política.
c) Una lucha ideológica.
El problema, pues, debe ser planteado simultáneamente en estos tres terrenos.
a) No se puede luchar por el pan (lucha económica) sin luchar por la paz (lucha política) y sin defender
la libertad (lucha ideológica).
b) Lo mismo ocurre en la lucha política que, a partir de Marx, se ha convertido en una verdadera ciencia:
para llevar a cabo tal lucha, estamos obligados a tener en cuenta a la vez la situación económica y las
corrientes ideológicas. c) En cuanto a la lucha ideológica, que se manifiesta mediante la propaganda, para que sea eficaz se
debe tener en cuenta la situación económica y política.
Por consiguiente, vemos que todos estos problemas están íntimamente ligados y, en consecuencia, que
no se puede tomar una decisión ante no importa qué aspecto de este gran problema que es la lucha de
clases -en una huelga, por ejemplo- sin tomar en consideración cada dato del problema y el conjunto del
problema mismo.
Por lo tanto, aquel que sea capaz de luchar en todos los terrenos es el que dará al movimiento la mejor
dirección.
Así es como un marxista comprende este problema. de la lucha de clases. Luego, en la lucha ideológica,
que debemos afrontar todos los días, nos encontramos ante problemas difíciles de resolver: inmortalidad
del alma, existencia de Dios, orígenes del mundo, etc. Es el materialismo dialéctico el que nos dará un
método de razonamiento que permita resolver todos esos problemas y, del mismo modo, desenmascarar
todas las campañas de falsificación del marxismo que pretenden completarlo y renovarlo.

II. ¿DE DÓNDE SURGIÓ EL MÉTODO DIALÉCTICO?
Sabemos que la metafísica considera al mundo como un conjunto de cosas fijas, y que por el contrario,
si observamos la naturaleza vemos que todo se mueve, que todo cambia. Comprobamos lo mismo con
respecto al pensamiento. De esta comprobación resulta, pues, un desacuerdo entre la metafísica y la
realidad. Por eso, para definir de una manera simple y dar una idea esencial, se puede decir: quien dice
“metafísica” dice “inmovilidad” y quien dice “dialéctica” dice “movimiento”.
El movimiento y el cambio que existen en todo lo que nos rodea están en la base de la dialéctica. Cuando sometemos al examen del pensamiento a naturaleza o la historia de la humanidad, o nuestra
propia actividad mental, se nos ofrece ante todo el cuadro de un entrelazamiento infinito de relaciones,
de acciones y reacciones, en que nada queda como era, donde estaba, como estaba, donde todo se
mueve, se transforma, cambia y pasa.40
De acuerdo a este texto tan claro de Engels, vemos que desde el punto de vista dialéctico todo cambia,
nada se queda donde está, nada continúa siendo lo que es, y, por consiguiente, este punto de vista está en
perfecto acuerdo con la realidad. Ninguna cosa permanece en el lugar que ocupa puesto que aún lo que
nos parece inmóvil se mueve; se mueve con el movimiento de la tierra alrededor del sol; y se mueve con
el movimiento de la tierra sobre sí misma. En la metafísica, el principio de identidad pretende que una
cosa sigue siendo ella misma. Por el contrario, vemos que nada sigue siendo como es.
Tenemos la impresión de seguir siendo siempre los mismos y sin embargo -nos dice Engels-“los mismos
son diferentes”. Pensamos ser idénticos y ya hemos cambiado. De niños que éramos nos hemos
convertido en hombre, y este hombre físicamente nunca se mantiene igual: envejece todos los días.
Por lo tanto, movimiento no es una apariencia engañosa, como sostenían los eleáticos, sino lo es la
inmovilidad, puesto que, de hecho, todo se mueve y cambia.
También la historia nos demuestra que las cosas no siguen siendo lo que son. En ningún momento la
sociedad está inmóvil. Al principio hubo, en la antigüedad, la socieaad esclavista, luego la sucedió la
sociedad feudal, después la sociedad capitalista. El estudio de estas sociedades nos muestra que
continuamente, insensiblemente, se han desarrollado en ellas los elementos que permitieron el
nacimiento de una sociedad nueva. Del mismo modo la sociedad capitalista cambia cada día y ya se ha
transformado en la URSS. Y como ninguna sociedad queda inmóvil, también la sociedad socialista
edificada en la Unión Soviética está destinada a desaparecer. Se transforma ya a ojos vistas, y por eso
los metafísicos no comprenden lo que ocurre allá. Continúan juzgando una sociedad completamente
transformada, con sus sentimientos de hombres que soportan todavía la opresión capitalista.
Nuestros mismos sentimientos se transforman, de lo cual apenas nos damos cuenta. Vemos a lo que no
era más que una simpatía convertirse en amor y luego degenerar a veces en odio.
Lo que vemos por doquiera, en la naturaleza, la Historia, el pensamiento, es el cambio y el movimiento.
Por esta comprobación comienza la dialéctica.
Los griegos sentíanse impresionados por el hecho de que por todas partes se encuentra el cambio y el
movimiento. Hemos visto que Heráclito, al que se llama “el padre de la dialéctica”, fue el primero en
darnos una concepción dialéctica del mundo, es decir, que la ha descripto en movimiento y no fija. La
manera de ver de Heráclito puede convertirse en un método.
Pero este método dialéctico no pudo afirmarse sino después de mucho tiempo, y debemos analizar.

CAPÍTULO SEGUNDO LAS LEYES DE LA DIALÉCTICA.PRIMERA LEY: EL CAMBIO
DIALÉCTICO
La primera ley de la dialéctica comienza por comprobar que “nada permanece donde está, nada sigue
siendo lo que es”. Decir dialéctica es decir movimiento, cambio. En consecuencia, cuando se habla de
situarse en el punto de vista de la dialéctica, esto quiere decir situarse en el punto de vista del
movimiento, del cambio: cuando queramos estudiar las cosas según la dialéctica, las estudiaremos en
sus movimientos, en su cambio.

CAPÍTULO TERCERO SEGUNDA LEY: LA ACCIÓN RECÍPROCA

Si estudiamos esta escuela desde el punto de vista dialéctico, investigaremos de dónde procede y para
empezar tendremos una respuesta: en el otoño de 1932, los camaradas reunidos decidieron fundar en
París una Universidad Obrera para estudiar el marxismo.
Pero, ¿cómo se le ocurrió a este comité la idea de hacer estudiar el marxismo? Evidentemente porque el
marxismo existe. Pero entonces, ¿de dónde procede el marxismo, pues?
Vemos que la investigación del encadenamiento de los procesos nos lleva a estudios minuciosos y
completos. Más aún: investigando de dónde procede el marxismo, deberemos comprobar que esta
doctrina es la conciencia misma del proletariado; vemos, pues (ya se esté por o contra el marxismo), que
el proletariado existe; y entonces plantearemos de nuevo esta cuestión: ¿de dónde procede el
proletariado?
Sabemos que proviene de un sistema económico: el capitalismo. Sabemos que la división de la sociedad
en clases, la lucha de clases, no ha nacido del marxismo -como lo pretenden nuestros adversarios-, sino
que por el contrario, el marxismo comprueba la existencia de esta lucha de clases y extrae su fuerza del
proletariado ya existente.
Así, de proceso en proceso, llegamos al examen de las condiciones de existencia del capitalismo. De
este modo tenemos un encadenamiento de procesos, que nos demuestra que todo influye sobre todo. Es
la ley de la acción recíproca

CAPÍTULO CUARTO TERCERA LEY: LA CONTRADICCIÓN
Hemos visto que la dialéctica considera las cosas como en perpetuo cambio, evolucionando
continuamente y, en una palabra, experimentando un movimiento dialéctico. (1ª ley).
Este movimiento dialéctico es posible porque toda cosa no es sino el resultado, en el momento en que la
estudiamos, de un encadenamiento de procesos, es decir, un encadenamiento de fases que surgen unas
de otras. Y llevando más allá nuestro estudio, hemos visto que este encadenamiento de procesos se
desarrolla necesariamente, inevitablemente, en el tiempo, en un movimiento progresivo, “a pesar de los
retrocesos momentáneos”.
Hemos llamado a ese desarrollo un “desarrollo histórico” o “en espiral”, y sabemos que ese desarrollo se
engendra a sí mismo, por autodinamismo.

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