El
pasado viernes 13 de febrero el pueblo trabajador venezolano amaneció víctima
de un severo golpe del régimen. Con su absoluta hegemonía comunicacional el
gobierno madurista ha difundido con escándalo, una vez más, la desgastada
polémica de la conspiración militar, que suele usar como bomba de humo en cada
paso que da, adelantando medidas que van directamente a golpear las condiciones
de vida de la gran mayoría del pueblo venezolano. Falsa o cierta la noticia del
golpe militar, no tuvo la suficiente fuerza para distraer la atención de la
opinión pública sobre el innegable hecho de la megadevaluación del bolívar
concretada ese fatídico día de febrero.
Esta
noticia ocupó la tertulia en barrios, calles, centros de trabajo, metro y
busetas de transporte público. Adicional está el incremento ordenado por el
gobierno del precio del pasaje urbano. La escalada de precios seguirá
pulverizando la capacidad de compra del salario. Estas medidas del gobierno
madurista son en esencia a favor del gran capital y sus consecuencias en la
vida real del pueblo prueban la naturaleza de los intereses a los cuales
responde el régimen. Durante 15 años se ha escuchado el sermón esperanzador
para los pobres, mientras la terca realidad se impone llevando a la miseria a grandes
contingentes de la población. Lo que se ejecuta como plan anticrisis son
postulados conocidos de recetas neoliberales: principalmente sostener la
capacidad de pago de una gigantesca deuda externa y el aseguramiento de
recursos para la subsistencia precaria de millones de venezolanos. En este
rumbo no existe ninguna posibilidad de desarrollo nacional, ni tampoco la
perspectiva de mejor calidad de vida para los trabajadores. Por el contrario,
las nefastas consecuencias de la errática política económica superan los negros
presagios anunciados por diversas estudiosos y académicos. Los salarios quedan
reducidos a magros emolumentos, los otrora beneficios plasmados en los
contratos colectivos se diluyen y en alto porcentaje se burlan impunemente.
Sin
embargo, según su libreto absurdo, el gobierno no es responsable de nada. El
gobierno invierte inmensos recursos en una perversa campana mediática para
esquivar su responsabilidad y persuadir al pueblo de ser culpable del desastre
con descaradas mentiras. La situación impone un altísimo reto a la dirigencia
del movimiento obrero-sindical venezolano. No hay tiempo ni espacio para
tibiezas. Los trabajadores o nos levantamos para enfrentar decididamente esta
ofensiva o la cúpula gubernamental nos burla y nos somete a la miseria, para
quedar bien con la oligarquía financiera que —ahora dominada por los chinos— no
deja de ser voraz e implacable en su afán de acumulación y dominación de los
pueblos del mundo. Justamente porque el poderío económico y financiero chino es
el resultado de la explotación a grados de esclavitud de millones de obreros
asiáticos; igual plan ordenan imponer a los países que como Venezuela han sido
rendidos a tal poderío, por la actual cúpula gobernante.
Maduro
es incapaz de resolver el inmenso y complejo desastre a que el régimen
despótico ha conducido al país en estos quince años de administración
irresponsable, corrupta, mafiosa y antinacional. No puede y debe irse. La Unión
de Trabajadores Revolucionarios
(UTR) convoca a todos los trabajadores del país a la unidad y a la
organización. La dirigencia auténtica del movimiento obrero y sindical tiene la
responsabilidad histórica de salir al frente sin vacilaciones. Es necesaria la
articulación de las luchas y la acción de protesta. Alertas por la atmosfera de
terror que desde los órganos del Estado se practica para silenciar los justos
reclamos; prevenidos ante la práctica parapolicial de los “sapos cooperantes”
que deriva en sicariato criminal o encarcelamiento, queriendo con esto
paralizar al movimiento y resignarlo en silencio a un destino miserable.
La
UTR convoca a la dirigencia obrera
de todos los sectores y niveles a promover y formar parte de la Junta de
Reconstrucción Nacional como expresión amplia de la fuerza de resistencia
contra el régimen despótico y como instancia de dirección y coordinación frente
a cualquier escenario que se abra en el país para desplazar del poder la cúpula
corrupta que lo ejerce. Se trata de pugnar por un nuevo rumbo democrático y
progresista donde realmente la clase trabajadora, como fuerza que produce,
asuma un papel determinante en la persona de su valiente liderazgo insurgente.
¡Los
derechos sociales se conquistan
con el cambio político!
¡No
al paquete hambreador y represivo de Maduro!
¡2015:
Un Cambio por la Reconstrucción Nacional!
Victor Partidas
Unión
de Trabajadores Revolucionarios (UTR)



Bandera
Roja

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