Mandato popular del #6D es por un #CambioUrgente
Venezolanos dijeron BASTA YA de estafa y humillación 
CAMBIO
El pasado domingo 6 el pueblo venezolano —pasando por encima
de incertidumbres y confusiones— demostró cómo su irritación y su molestia
podían convertirse en fuerza efectiva para exigir un cambio. A sus actuales
gobernantes les enrostró con contundencia sus constantes engaños y a quienes
aspiran ser alternativa frente a esta catástrofe les dio la fuerza suficiente
para abrir en forma expedita el cambio de rumbo para el país. La derrota que se
le infligió al despotismo gubernamental estuvo cargada de desesperación y rabia
contra las inhumanas condiciones de vida y de trabajo a que nos ha conducido
este régimen autoritario y estafador, y en particular contra el desastroso gobierno
de Maduro.
Para evidenciar su protesta y su deseo de cambio, el pueblo
—sin exigir claridad en la oferta ni fijarse en detalles— escogió un camino y
un instrumento: las elecciones parlamentarias y la tarjeta de la MUD, dejando
sin luz a las tarjetas del PSUV y sus adláteres —que más que un partido es el
Estado todo convertido en ventajista tolda política— y también a quienes
representábamos una alternativa independiente distinta a ambos polos, que en
definitiva no pudo cuajar por ambigüedades, incoherencias y falta de
consistencia política de algunos factores que al igual que nosotros (BR) no
entramos en la fórmula de la MUD. La altísima polarización —alimentada desde
ambos conglomerados y soportada en una ley electoral (LOPE) que premia a las
mayorías en detrimento de la distribución proporcional— también contribuyó a la
minimización de las candidaturas independientes, varias de ellas con un gran
arraigo en sectores del pueblo que han luchado denodadamente contra el actual
estado de cosas.
El poder otorgado obliga a una acertada interpretación que
ponga a un lado la vanagloria y el espíritu de parcialidad. No entender
correctamente el mensaje enviado por esa significativa población descontenta
nos haría retroceder en el avance político logrado por la alternativa
de-mocratizadora y popular que aspira conducir el país y sacarlo de esta crisis
generalizada. La avasallante mayoría calificada que los venezolanos le
otorgaron a la MUD es muestra clara de que “esto no lo aguanta nadie” y es una
exigencia para que la oposición en su conjunto presente un verdadero plan para
instrumentar el cambio en todos los órdenes de la sociedad venezolana,
partiendo de esa fuerza parlamentaria pero buscando ampliar el abanico hacia
las organizaciones sociales y populares y hacia las fuerzas que se le han
desgranado al oficialismo.
Dentro de las opciones que tiene esta nueva mayoría
parlamentaria para dar curso cierto a un cambio político en el país, es la
activación del revocatorio presidencial la que menos trauma puede conllevar a
la colectividad nacional. Tiene la virtud 
de poder ser convocado con los dos tercios del parlamento ya
garantizados, y además pueden establecerse las normas que habrán de regirlo y
estructurar la pregunta con la que se consultará a los venezolanos. Usar estos
mecanismos constitucionales nos permitiría en corto plazo, abril de 2016,
comenzar a construir esa fuerza política y social que se necesita para
desplazar al actual gobierno y establecer un régimen de libertades que permita
atender con un criterio de amplitud y una vocación de servicio los graves
problemas por los que atraviesa el país.
Tanto los más de dos millones de votantes chavistas que se
abstuvieron como los miles que rompieron “lealtades” con este régimen
evidencian un deslave que, para que sea definitivo, necesariamente obliga a
presentar con mucha claridad los objetivos programáticos y las respuestas
económicas y sociales frente a la aguda situación de los sectores populares, de
las clases medias y de los pequeños y medianos productores del campo y la
ciudad, y también la hoja de ruta para desmontar este despotismo y abrir las
vías de la reconstrucción nacional en lo económico, social, político y ético.
Los tiempos venideros exigen la conformación de una amplia y
diversa Unidad Nacional que consolide una base social para adelantar los
cambios de que urge nuestro país. El régimen despótico requiere de un
sepulturero histórico que tenga visión de futuro para construir un país de
bienestar, de progreso, de desarrollo, verdaderamente soberano e independiente.
Los sectarismos y las mezquindades deben ser apartados, junto con la
prepotencia y las actitudes excluyen-tes. La crisis general que hoy padece
Venezuela requiere de la participación de las mejores voluntades sin exclusiones
ideológicas ni de otro tipo.
A las clases trabajadoras les corresponde un rol
principalísimo de propiciar consensos bajo el respeto de los derechos laborales
y con un gran sentido de justicia social. Además de convertir-se en un dique
que impida la imposición de medidas o políticas que constriñan aún más los
derechos populares y sociales, en una fuerza que detenga las intenciones de
hacer descansar los peores efectos de las decisiones anticrisis sobre las
espaldas del pueblo trabajador.
En lo inmediato debe exigirse la libertad de todos los
presos políticos y el cese a las medidas represivas o retaliativas contra el
pueblo. La consigna “NAVIDAD SIN PRESOS POLÍTICOS” debemos pregonarla con
fuerza, y a la par debe irse preparando una ley de amnistía general como
primera prioridad del nuevo parlamento. Junto a esto, debe abrirse campo para
el ejercicio real de todas las libertades públicas, del derecho a la disensión
y a la protesta. La labor contralora de la Asamblea Nacional como poder
autónomo debe ejercerse a plenitud para velar por la defensa de nuestra
soberanía y por la correcta ejecución del presupuesto nacional, poniéndole coto
a la galopante corrupción administrativa y al manejo arbitrario de los dineros
públicos. El plan legislativo debe contemplar la revisión de leyes o decretos
que violentan principios constitucionales —sobre todo los referidos a derechos
humanos, soberanía, transparencia de las instituciones públicas, salario real
digno y derechos laborales— y la aprobación de nuevas leyes de un gran
contenido social que apalanquen el necesario cambio de rumbo en lo económico,
para fortalecer la producción nacional, dar verdadero valor al trabajo
productivo y aupar el esfuerzo al estudio, la dedicación y la
profesionalización.
Gabriel Puerta Aponte
Secretario General / partido @Bandera_Roja
Caracas, 10 de diciembre de 2015

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