Propuesta programática de Bandera Roja
para el Primer Congreso del Frente Amplio Venezuela Libre

Reconstruir a Venezuela demanda de la más amplia unidad. Para que distintos factores sociales y políticos asuman el compromiso, debe erigirse un programa político cuyos lineamientos, objetivos y metas reflejen los intereses y aspiraciones de todos. Por tanto, no se trata de mera voluntad, que ciertamente se requiere, sino de una perspectiva que integre la mayor cantidad de fuerzas. Ése debe ser el Programa para la Reconstrucción Nacional.

La oposición al régimen se ha visto limitada precisamente por la incomprensión de la importancia de una propuesta político-programática, y en ocasiones se la querido sustituir por un listado de políticas públicas o se han presentado propuestas que solamente favorecen a un sector social. O bien, se atienden asuntos parciales, sectoriales y/o subalternos que se inscriben en ideas que no favorecen la concreción de una amplia unidad social y política.

Partimos de caracterizar la circunstancia objetiva venezolana. Así ubicamos las determinaciones internaciones presentes en estas dos décadas de chavismo y sobre todo durante la dictadura madurista. El mundo ha cambiado al punto de que se han avivado tendencias que ponen en peligro la siempre débil paz mundial. China —potencia que pugna por hacerse de la hegemonía planetaria— se convierte en el más firme aliado del actual régimen y fuerza a nuestra economía a que se adapte a las condiciones y requerimientos de ese bloque.  A su vez, la deuda externa encuentra en los asiáticos al principal acreedor, demandantes de una política económica que garantice el retorno de sus inversiones indirectas, los préstamos efectuados a Venezuela, para seguir prestando. Esto explica en buena medida la política económica.

Es por ello que la crisis ha alcanzado escalas dramáticas. Venezuela quiere ser condenada como siempre a ser productor de materias primas y demandante de bienes finales provenientes de los grandes centros industriales, valga decir China, lógicamente. Al caer los precios del crudo y la producción, sobrevienen la insolvencia y la catástrofe de las mayorías nacionales. Es así como la desertificación industrial se ha profundizado, arrastrando al resto de sectores de la producción.

La dictadura encuentra en el saqueo y la entrega de las riquezas y la soberanía una salida a su favor que los obliga a profundizar la dictadura, el cercenamiento de las libertades públicas, la represión y la tortura, mientras empobrece a la mayoría de venezolanos.

Frente a esta realidad objetiva, ¿cuáles son los sectores sociales interesados en producir positivamente un cambio? En primer lugar, interesados en reconstruir Venezuela sobre nuevas bases, están las principales víctimas de siempre: los trabajadores. La clase obrera y toda la extensa gama de empleados, que con su esfuerzo mental y físico garantizan las condiciones de reproducción social, indiscutiblemente aspiran a un cambio. Asimismo, los trabajadores del campo y los campesinos ansían un cambio profundo en sus condiciones de vida y de trabajo. Los estudiantes y educadores inscriben en la necesidad de una reconstrucción de las bases de la sociedad sus luchas por un mundo mejor y por una educación científica, popular y democrática. Los profesionales, los investigadores y los activistas de la cultura, junto a la casi destruida y ya proletarizada clase media, gritan a voz en cuello por un cambio radical de lo existente. Interesados en reconstruir el país, también están los empresarios y el espectro diverso de emprendedores, principalmente los sectores industriosos aportando la capacidad empresarial para producir bienes que satisfagan las necesidades de los venezolanos con productos de cada vez más diversos y de mayor calidad. Por supuesto, todos los factores políticos que han asumido el compromiso de salir de la dictadura de manera constitucional y refundar la República sobre nuevas bases abogan en todos los ámbitos y en todos los frentes por un cambio.

Para nuestro partido, un Programa de Reconstrucción Nacional pudiera ser resumido en seis grandes líneas de acción, que a la vez sean un compromiso para con todos los venezolanos:

  1. Una NUEVA DEMOCRACIA. Superada la dictadura, se crean condiciones para edificar una democracia de nuevo tipo. Las asambleas de ciudadanos serán el sustento del ejercicio de la democracia directa y de la representación como complemento. Una nueva democracia en la cual se profundizarán los derechos ciudadanos y las libertades públicas.
  2. La base sólida de la nueva democracia será la NUEVA ECONOMÍA cuyos objetivos no pueden ser otros que la revolución industrial y la soberanía agroalimentaria.

La diversificación encuentra su inicio en la necesaria sustitución de productos importados que en términos perentorios deben ser producidos en el país. El sector agrícola, de suyo proveedor de lo fundamental para la vida, encuentra en la extrema necesidad que tiene la población un envión para la realización de esta política. Igual sucede con buena parte de repuestos que bien pueden ser elaborados en el país y atender lo perentorio de varias ramas de la producción industrial y del parque de máquinas.

Superado lo perentorio, el desarrollo estará sujeto a la perspectiva de sustituir y producir bienes cada vez más complejos, hasta alcanzar la fabricación de máquinas herramientas.

Las bases de la industria pesada deben ser priorizadas. La electricidad debe ser atendida de manera urgente para garantizar el desarrollo que ha de alcanzar la industria siderúrgica y del aluminio. Su desarrollo no solamente servirá para el desarrollo de la industria ligera sino de la construcción y reconstrucción de la infraestructura física, principalmente la red nacional de carreteras, de puertos y aeropuertos, así como del sector educativo y de la salud.

La diversificación debe ser entendida como proceso. La reconstrucción nacional, para que se sienten bases nuevas, debe asumir el principio de que la soberanía inconclusa de Venezuela se logrará sobre la base del desarrollo. Lo que implica una nueva política económica capaz de desarrollar de manera acelerada el proceso de concentración de capitales tomando en cuenta las diversas formas de propiedad imperantes. De allí la nueva política bancaria que canalice el ahorro social a la inversión productiva. Una nueva política tributaria y fiscal basada en la disciplina, la cual estará sustentada en el equilibrio garantizado a partir del principio de que los que más tienen, más aportan. Reducir al mínimo el tributo y garantizar la creciente demanda de bienes y servicio de la población, palanca para el crecimiento y desarrollo económico. Una nueva política monetaria en la cual se reduzca al mínimo el dinero inorgánico y rescatando el signo monetario nacional con base en su respaldo en oro, superávit comercial y correspondiente con PIB.

  1. El DESARROLLO AGRÍCOLA supone un cambio en las relaciones en el campo. Elevar la producción y la productividad debe encontrar el incentivo en el financiamiento y en la atención científica y tecnológica por parte del Estado. Sustituir los productos importados por la producción nacional supone la meta más importante de la reconstrucción nacional en la primera etapa del proceso.
  2. La INDUSTRIA PETROLERA sufrirá un nuevo desarrollo y será la base principal para el financiamiento del desarrollo diversificado nacional. Recuperar y diversificar la industria supone un gran esfuerzo en las nuevas circunstancias. En este campo entra la MINERÍA, en especial la del oro, como un refuerzo a los recursos para diversificar y apuntalar nuevas áreas de desarrollo industrial y agrícola, pero enfrentando el ecocidio que están provocando en Guayana con el Arco Minero del Orinoco y la destrucción de las fuentes hídricas que son un daño contra muchas generaciones.
  3. NUEVA POLÍTICA SOCIAL basada en el mejoramiento de las condiciones de vida de los venezolanos. Ampliar la cobertura de los servicios mientras se aumenta su calidad. Salud y educación serán priorizadas en la primera etapa de la reconstrucción. Asimismo, el salario real de los trabajadores y un buen sistema de seguridad social son metas principales en el estímulo al empeño y a la superación profesional, base a su vez de la elevación en volumen y calidad del producto nacional.
  4. Una NUEVA ÉTICA CIUDADANA en la cual debe prevalecer el principio de que los intereses públicos están por encima del interés particular e individual. El ejemplo del funcionario público debe convertirse en una fuerza material en la medida en que es asumida por la población. La honestidad en el manejo de los asuntos públicos y del erario será base de esta nueva ética.

 

Comité Político Nacional /BANDERA ROJA / Caracas, noviembre de 2018.

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