El 2 de febrero de 1989 Carlos Andrés Pérez asumen la Presidencia de la República de Venezuela en medio de una gran alharaca y fiesta en el Teresa Carreño en Caracas, con la consigna ¡La fuerza de la esperanza¡ y con un control total del Estado y sus instituciones. Pocos días después presenta sus cambios económicos de manera más detallada. El jueves, 16 de febrero de 1989, anuncia las medidas económicas a implementar, conocidas como el Paquetazo. En ellas se aumentaba el precio de la gasolina, se elevaban las tasas de interés bancario, se aumentaba el pasaje urbano, entre otras medidas.

En esos días nada señalaba o avizoraba al menos en medios de comunicación TV o radio, lo que venía para el 27 y 28 de febrero. Por los medios se veía la felicidad y la abundancia de Venezuela. Sobre todo en la TV, en la que los venezolanos veíamos los comerciales de Latinoamericana de Progreso, Automercados CADA, Macho Toyota, Kool Aid / La Jarrota del sabor, Pisagres / Cerámicas Carabobo, Tropicana, RecordLand, Maltín Polar, y las novelas Abigail, Señora, Alba Marina, Niña Bonita… era la felicidad plena.

Pero la realidad del pueblo era otra. La gente empezó a sentir el látigo de la escasez, la inflación y el acaparamiento en todos lo rubros alimenticios. Incluso desde antes que se dieran a conocer las medidas económicas, ya estaba en marcha la especulación y el acaparamiento. Y la chispa que encendió la pradera fue el aumento del pasaje que pasó de 6 a 18 Bs. un precio más elevado que lo aprobado por el Gobierno.

Todo esto era ignorado por los medios de comunicación. Mientras tanto, el ciudadano, el pueblo, las masas, sí lo sentían. Y poco a poco las protestas espontáneas se iban uniendo a los liderazgos vecinales y locales que por años habían organizado al pueblo en acciones de luchas sociales. Esto permitió organizar algunas protestas contra el acaparamiento y los aumentos desmedidos.

En esa etapa, que podaríamos llamar de silencio y calma mediática, Bandera Roja se fijó como estrategia política para ese momento, rechazar el paquete económico y el aumento del pasaje. Y definió la situación política como de prerevolucionaria. En aquel momento fue un partido tildado de exagerado. Quienes lo hicieron, son precisamente factores que hoy están con el chavismo. También días antes Bandera Roja convocó a una rueda de prensa para señalar lo explosivo y tenso de la situación en el país. Solo el diario El Nacional asistió en aquella oportunidad.

La UJR, juventud del partido, en consonancia con esa orientación, promovió, junto a otros factores, reuniones, asambleas, actividades en universidades y liceos. En la UCV, específicamente, el día viernes, 24 de febrero de 1989, pudimos reunir al Consejo Directivo de la FCU para planificar las protestas para el día lunes 27. Igual se hizo en el Politécnico Luis Caballero Mejías (LCM) sede Guarenas y en la sede de Caracas. De hecho, la UJR del Politécnico de la sede Caracas, tuvo un destacada participación en la toma del terminal de pasajeros del Nuevo Circo. Ahí, el joven Jhohanson Espinoza, del Centro de Estudiantes de esa institución y directivo nacional de la UJR, dirigió la protestas. El Nuevo Circo fue un foco bastante combativo. Era pueblo llano enfrentando a la Policía Metropolitana.

En la refriega se le quemó una moto a un PM. Éste disparaba montado en ella, pero cuando se le acabaron los perdigones la gente se percató y se le fue encima. Trató de encender la moto pero no pudo y salió corriendo, porque si lo agarran, lo linchan.

La violencia popular empezó en Guarenas y no en Guatire. Se generó porque un conductor golpeó a una mujer que reclamaba el aumento y que no tenía plata. Si le pagaba el aumento de pasaje (iba a Caracas), no tenía para regresar a Guarenas. De la UCV salieron varios jóvenes de la UJR también hacia el Nuevo Circo.

La primera víctima de la represión del día 27 fue la joven Yulimar Reyes, quien formaba parte de ese contingente de jóvenes que asumieron el compromiso social de insertarse en el corazón de las comunidades para acompañar al pueblo en su lucha por la reivindicación de sus derechos. Yulimar Reyes era estudiante de Letras, de la UCV. Universidad Central de Venezuela, en la que fue líder estudiantil de la UJR (Unión de Jóvenes Revolucionarios) del frente juvenil del Partido Bandera Roja. Era una chica humilde, de un barrio de Caracas (Parroquia Sucre), y a través de la literatura ejercía una noble labor social en los barrios pobres de ciudad al llevar la poesía, los cuenta cuentos y el teatro, a los niños, niñas y jóvenes, obsequiándoles libros para enseñarles a leer y para que tuvieran interés por la lectura. También fue ecologista y realizaba títeres con materiales reciclados, para crear concientización al sembrar una matica.

Lo demás es conocido por todos, el pueblo alzado con fuerza y animo, pero sin dirección ni vanguardia política, solo se quedaron en el saqueo y el vandalismo. El pueblo había tomado la ciudad por completo. No tenía freno. Saqueaban lo que hubiese. Y la respuesta del régimen de turno no fue otra que la represión, masacrar para después negar y esconder los hechos ocurridos, o distorsionarlos.

En el año 1992 se dan las dos intentonas insurreccionales con participación militar contra CAP, en las que Chávez asume un rol que no tuvo en un principio, pero lo lanzó como el líder único de esos sucesos que más adelante le permitieron hacerse con la Presidencia. En el año 1994 Rafael Caldera asumió la Presidencia, recogiendo las aspiraciones de cambio y de rabia popular por la masacre del 27 y 28 de febrero del año 1989, para realizar la misma política de engaño y destrucción del país.

Hoy, a 28 años del 27 y 28 de febrero de 1989, todavía hay que dar respuestas claras y sinceras al país. Los de ayer y los de hoy, Gobiernos de turno, solo han minimizado, satanizado, manipulado y descontextualizado mediante la tergiversación, los hechos ocurridos los días previos, durante y después del 27 y 28 de febrero de 1989. El temor a un nuevo levantamiento o rebelión popular de las masas los hacer tener esta idea satanizadora de los hechos del 27 y 28. Al pueblo no solo le han expropiado sus riquezas, sino también, sus historias de organización y lucha por la libertad.

La desorganización o desarticulación y desmovilización del pueblo es lo que el régimen gobernante y dictador desea que ocurra y lo promueve y aúpa en el seno del pueblo. Un país organizado con una estrategia opositora, táctica y un plan de acción es peligroso para los intereses del opresor y explotador. Por eso, toda acción realizada por el cuidado que tanga como propósito cambiar el orden establecido, se trata de neutralizar, minimizar, satanizar, manipulando nuevamente. Nada que se alce, rebele o luche contra el régimen, debe ser visto o entendido como una forma de lucha popular.

Aunque los hechos del 27 y 28 de febrero no se pueden catalogar como un intento por sacar al régimen del poder, ya que las protestas organizadas desembocaron en saqueos y pillaje, el hecho de que el pueblo haya salido a protestar masivamente contra el Gobierno, sin importar las consecuencias, es más que suficiente para que el 27 y 28 de febrero sean considerados fechas para el olvido por cualquier Gobierno que esté de espaldas a los intereses de las mayorías.

Quien está en el Gobierno hoy manipula y tergiversa los hechos del 27 y 28 de febrero de 1989. Un régimen lleno de militares que señalan lo desgarrador que fue el Caracazo para ellos, aunque no hicieron nada para impedirlo siendo militares en ejercicio en aquel momento. Dicen que están buscando a los responsables de esa masacre, pero no han detenido a nadie en 20 años. Puras mentiras. Los tienen al lado. Ellos encarnan el espíritu de esos militares asesinos del 27 y 28 de febrero del 89.

Si en 1989 estaba más que justificada la Rebelión del pueblo, hoy las razones son mucho más que suficientes y necesarias para que el pueblo se rebele contra esta dictadura delincuencial.

Al igual que cualquier otro Gobierno demagogo, liberal y corrupto, este régimen ha desarticulado y desmovilizado a las organizaciones embrionarias de las comunidades. Antes de que este régimen asumiera el poder, existía una cantidad importante de organizaciones en las comunidades. Frentes, colectivos (populares y no armados), coordinadoras, etc, tenían el propósito de organizar al pueblo no solo para las luchas sociales, sino para la cultura, el entretenimiento o el deporte. Después que este régimen tomó el poder, las sustituyó por los círculos bolivarianos para así asegurarse del control y degradación de la organización del pueblo. Más adelante creó las misiones y los Consejos Comunales como otro apéndice político militar, para seguir cerrando el circulo, hasta llegar a la degradación máxima: el carnet de la patria. Todos esos mecanismos tienen como propósito evitar la organización del pueblo. También Criminalizando las protestas y usando a sus mercenarios con el mal nombre de colectivos chavistas, para amedrentar, amenazar y matar al pueblo.

Pero poco a poco el pueblo ha burlado esos controles para organizarse y luchar por el cambio. Lo vivimos el 11 de abril cuando un pueblo organizado con dirección política, estratégica y táctica, permitió la salida de Chávez por unas horas, aunque desgraciadamente un grupo de oportunistas y tecnócratas acartonados. Robaron y botaron el triunfo del pueblo en rebelión. Pero lo real fue que el pueblo luchó y conquistó esa victoria. De igual manera, se logró la derrota de 2007 contra la reforma de la Constitución.

Las rebeliones de los años 2014, 2015 y 2017 son otro reflejo de que el pueblo está dispuesto a salir de este régimen. Aunque tiene más experiencia y más claridad de objetivos, hace falta una unidad clara y sincera con estrategia, táctica y una línea de acción definida; con una unidad de mando sin mezquindad, sectarismo y exclusión del talento político y capacidades.

El régimen chavista también ha usado los mecanismos de represión que usaban los gobiernos del pasado. Hoy vemos a los que ayer aupaban y eventualmente promovían las protestas, condenando y satanizando los demandas de hoy. Qué miserables y cobardes son. Condenado las protestas que hace el pueblo por falta de comida y de medicinas como antes del caracazo del 89.

El pueblo de este 2018 sigue pujando y anhelando una Republica democrática y popular como también lo aspiraba el pueblo en el año 1989. Son las mismas necesidades y carencias pero las de hoy son de una envergadura muy superior. Hoy, como ayer, es el mismo pueblo a quien persiguen y señalan como terroristas y delincuentes. Nada nuevo parece haber pasado en Venezuela. Pero como antes, lo mismos de ayer lo volveremos hacer. Sacaremos a los delincuentes, explotadoras y corruptos del Gobierno. Pero esta vez tiene que ser el pueblo quien asuma el poder. Basta de mesías oportunistas y politiqueros en el Gobierno, que solo se ven cuando hay una reunión, marchas o elecciones a cualquier cargo. Esa gente debe también perderá sus privilegios. Es el momento, es la hora para que el pueblo asuma su rol histórico. Organizarse y prepararse para las luchas que vienen es crucial en esta calma aparente. Se han dado muchas luchas, algunas con pérdidas laméntales y dolorosas. Que esas perdidas nos sirvan de aliento y de experiencia para fortalecer y organizar las luchas que vienen, para que no sea la historia de otra masacre más la que se recuerde de esta generación.

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