La fiesta privada en lo alto del Tepuy Kusari, ubicado en el Parque Nacional Canaima en Venezuela, no solo es una muestra de la opulencia, el despotismo y la degradación ética y moral del capitalismo en su expresión más cruda y vulgar: el chavismo. Es también la demostración chabacana de la ostentación y el hedonismo de la chavista, propia de una novel burguesía parasitaria y resentida, desvinculada de la producción.

Hay quienes podrán pasar este evento como un espectáculo más de este régimen egocéntrico y déspota. Pero desde una perspectiva de defensa racional y humana de los ecosistemas vulnerables que tiene nuestra tierra de gracia, hagamos un alto y atención en los aspectos científicos que confirman el potencial daño a nuestra tierra.

La fiesta del enchufado podría decirse que es la punta del iceberg, y es que los venezolanos hemos sido testigos de cómo se destruye todo nuestro ecosistema, principalmente en el sur del país, por la voracidad extractivista del chavismo y de sus aliados imperialistas Rusia y China, ya que ese espacio que compone el escudo guayanés forma parte del arco minero, decreto chavista que da pie a que la minería no solo deteriore esta zona, sino que las poblaciones de estas áreas vivan en las peores condiciones.

Pero vayamos a lo científico. El Parque Nacional Canaima alberga un ecosistema único en el planeta, siendo de la era precámbrica que data de unos 3.400 millones de años, mucho antes de los dinosaurios, tratándose entonces de que sus rocas son fiel testigo del comienzo de nuestro planeta tierra.

Al ser una de las tierras más antiguas, sobre su suelo el ecosistema se convierte en una expresión de ello. En otras palabras, su suelo es uno de los más pobres en minerales necesarios para la vida, como consecuencia de la edad geológica y la alta pluviosidad, que arrastra consigo la poca fertilidad del suelo.

Pero ¿qué ocurre en un ecosistema así, cuando existen impactos ambientales?, ejemplo, una “pequeña” deforestación o desmonte. Simplemente que la naturaleza intentará recuperar esa capa vegetal perdida, o mejor dicho, las especies vegetales ocuparán el claro ya descubierto (proceso llamado sucesión vegetal); sin embargo, en este tipo de suelo no es proceso sencillo ni nada rápido, al contrario, se tiene que enfrentar a la pobreza de sus minerales y, como consecuencia, las especies que la rodean son pobres, especiales y lentas en recuperar el bosque, matorral o pastizal.

VIDEO EXCLUSIVO: Se filtran imágenes aéreas de cómo quedó el Tepuy Kusari después de la fiesta «enchufada»

Qué es un desmonte

Para poder recrearse la sucesión vegetal que ocurre tras un desmonte, debemos ubicarnos en los paisajes o ecosistemas de Venezuela. Digamos que el lector habrá recordado algún desmonte o deforestación cercano a su casa, ejemplo, una deforestación de un relicto boscoso cercano a algún lugar urbano que se planeaba ocupar y que, por cualquier circunstancia, se volvió a enmontar. ¿Qué ocurrió allí? Pues las especies vegetales empezaron a conquistar esas nuevas tierras, iniciando principalmente con gramíneas, que le dan un aspecto de potrero, luego con pequeños árboles de rápido crecimiento y baja densidad de madera (especies pioneras), y posteriormente con especies intermedias que requieren un grado de sombra, para después constituirse un bosque con una biomasa determinada, proceso que puede llevarse unos 10 o 15 años de manera general.

Eso ocurre cuando hay una deforestación o desmonte, provocado o no, en la naturaleza. Basta pararse a ver las montañas de Mérida o de Caracas en Venezuela, y ver como se desprenden colores grises entre el paisaje verde, allí precisamente está ocurriendo una sucesión vegetal que se inicia con un árbol llamado Yagrumo (Género: Crecopia), siendo una especie pionera del trópico que de lejos se ve como una cana del bosque verde.

Proceso de recuperación

Pero este proceso en los Tepuyes no es tan rápido, o por el contrario, es excesivamente lento, pues las primeras gramíneas en conquistar un claro en el bosque, deben enfrentarse a un suelo muy viejo con casi nada de fertilidad. Y ese pequeño pastizal, poco denso con especies que parecen paja seca, durará quizás 7 a 9 años, para que apenas en ese tiempo pueda emerger alguna especie forestal (por dispersión de semillas de especies aledañas), que posiblemente sea un arbusto o una especie de poca biomasa. Entonces, constituirse como un bosque medianamente denso en biomasa, puede incluso tardar hasta un siglo o más, de allí lo aberrante que puede ser desmontar una superficie de un Tepuy para una fiesta de carácter burgués, seguramente de excesos, y con personas que no tienen ni la menor idea que es proteger el medio ambiente ni de su huella de carbono en el planeta ni las consecuencias ambientales.

Otra característica de los Tepuyes es que cada planicie sufre un proceso de aislamiento que como consecuencia trae especies vegetales y animales distintas de un Tepuy a otro, con un carácter único, que le da una riqueza científica inigualable. En estos Tepuyes, la evolución animal y vegetal debe ser excepcional. De allí que permitir fiestas de este tipo, sea al menos vergonzoso y totalmente repudiable.

Cinismo, la naturaleza política del chavismo

Luego de percatarnos del eventual daño ecológico que ocasiona este tipo de turismo exclusivista y opulento, hacer un cumpleaños de un enchufado en la cima de uno de los Tepuyes es la ostentación despótica del poder que, además, les permite meterle mano al tesoro público y de abusar nuestras riquezas, evidenciando que no tienen la más mínima consideración y respeto por quienes trabajan y no tienen ni qué comer. Este comportamiento, abusivo y escandaloso, es equiparable a los banquetes y fiestas de los emperadores romanos y a los monarcas de la Edad Media que, mientras sus pueblos morían de hambre, celebraban hasta el exceso.

 

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En cada etapa, la base material de estos déspotas era la expoliación de la tierra y la mano de obra esclava en un tiempo y la servidumbre en la otra. Así es el chavismo por naturaleza y para nadie es un secreto que los nuevos oligarcas no solo usurpan el poder, encarnado principalmente en el puesto que ocupa Maduro y que mantiene a través de los grandes negocios que hace con la entrega de nuestra soberanía a los imperialismos de Rusia y China, sumada a una férrea represión que caracteriza a esta dictadura, sino que además son emblemáticas las políticas del régimen chavista que se expresan en la desaparición salario de los trabajadores públicos y los salarios de hambre que decreta, las formas más modernas en que nuestra era capitalista también se expolia de forma casi esclava.

Ante tanto descaro y cinismo, que nos despierta cada mañana con las cachetadas de los escándalos, los show que se derivan de la situación tan asqueante que significa que Maduro siga usurpando el poder, a los venezolanos no nos queda de otra que disponernos a organizarnos para luchar hasta que derroquemos esta dictadura, con unidad, estrategia y la fuerza que nos caracteriza como pueblo.

Escrito por Karina Molina y Luis Albarrán

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