Compartimos propuesta que presentará la UTR en el Pleno Metropolitano de Trabajadores que se realiza en el dìa de hoy en la sede de la APUCV

  1. Debemos partir ubicando las razones que han llevado al sindicalismo al estado de deterioro o de crisis en que se encuentra: extrema debilidad orgánica y pérdida de espacios de acción; pugnas entre liderazgos autoelogiados en detrimento de lo colectivo; disminución del poder de convocatoria; dispersión y desunión, incluso frente a luchas muy urgentes; falta de una respuesta de fondo frente a políticas liberales y corporativistas del régimen, entre otras.

  2. Un Estado rentista. Por ser el administrador de la renta (petrolera y minera), el Estado se convierte en el principal patrono, jugando doble papel, pues además aparece como “mediador” en las relaciones obrero-patronales, por la vía directa del Ejecutivo (nacional, gobernaciones, alcaldías, etc.), del ministerio y de los tribunales laborales.

  3. Un empresariado poco emprendedor. No existe, mayormente, una burguesía con sentido nacional ni con grandes aspiraciones en cuanto a concentración de capital. Su principal afán es por quedarse con la mayor parte en el reparto de la renta, por diversas vías: subsidios, contratos, regalías, corrupción, etc. Además, actualmente, goza de todas las facilidades para invertir sin riesgo y obtener ganancias extraordinarias.

  4. Un sindicalismo estatista. Hay preponderancia de la organización sindical de los empleados de la administración pública. Esto se agrava aún más con las políticas que han destruido gran parte de la producción industrial y agrícola. En sindicatos de empresa privada, además de la debilidad organizativa, hay incursión importante de elementos delincuenciales que ven la función sindical como un negocio.

  5. Cuatro décadas de bipartidismo terminaron adocenando al movimiento sindical, con pocos atisbos de una real autonomía de clase y con disminución de su democracia interna. Aprovechándose de sus debilidades, las más de dos décadas de régimen chavista asentaron un sindicalismo corporativista. Más que un apéndice, es un mecanismo controlado por el gobierno, sin la más mínima autonomía, ni de clase ni orgánica ni mucho menos ideológica.

  6. El resurgimiento del sindicalismo pasa, en primer lugar, por entender los intríngulis del hecho económico, más que por la sapiencia del entramado jurídico-legal que supuestamente ampara a los trabajadores, aun cuando éste siempre será una base importante para el ejercicio de sus funciones. Sobre esta base, la organización sindical debe hacerse de una idea de las transformaciones, tanto inmediatas como estructurales, que deben impulsarse en la economía para que exista un soporte sostenible y estable que permita se cumplan los derechos laborales, más allá de enfrentar al empresariado reacio a la existencia del sindicato.

  7. El centro-norte de la lucha sindical debe descansar en la obtención de logros importantes que modifiquen la injusta distribución de la riqueza. En la administración pública, por una mejor porción de la renta dedicada a la cobertura social del pueblo trabajador, y en particular por salarios ajustados al artículo 91 constitucional. En la empresa privada, por arrancar, para el salario y la seguridad social, una mayor parte a las exorbitantes ganancias que produce la explotación a que están sometidos sus trabajadores.

  8. El sindicalismo debe pugnar —aunque es una reivindicación abiertamente burguesa— por una revolución industrial en el país. Por acrecentar la concentración de capitales que permita superar la dependencia de la renta y romper las cadenas de imposición del imperialismo en sus diversas facetas. El sindicalismo, al asumir ese rol de defensa nacional, pugna también por el rechazo normas y leyes que refuerzan la flexibilización y desregulación laborales, como por ejemplo las leyes de zonas económicas especiales y antibloqueo.

  9. Nuestra lucha contra la represión y por la libertad de los luchadores sociales hoy en prisión forma parte del rescate de la autonomía plena del movimiento sindical con respecto al Estado, los patronos y los partidos. Luchar por la libertad de todos los sindicalistas y presos políticos significa rescatar el pleno cumplimiento de la Constitución y las leyes, y por ende de los derechos sociales, económicos y culturales del pueblo venezolano.

  10. Por último, pero no por ello menos importante, debe promoverse una reanimación y reafirmación de la función sindical a los ojos de todos los trabajadores y de la sociedad. Mucho ayudaría el renovar la dirigencia en todos los estamentos de las estructuras sindicales. Que las distintas y diversas corrientes que hacen vida en el movimiento laboral coadyuven, dentro de la crítica sana y constructiva, a fortalecer la institución sindical y su carácter clasista, democrático y combativo. Además, si impera el sentido de clase y la conciencia nacional, debe auparse la máxima unidad —de acción, en un principio, y orgánica, en un futuro próximo— entre todas las fuerzas sindicales del país.

Unión de Trabajadores Revolucionarios (U.T.R.)
Caracas, noviembre de 2022

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