Las contradicciones internas en la oposición Venezolana; los fraccionamientos en el interior de los partidos; los negocios y traiciones desarrolladas por grupos políticos y sociales; la falta de una estrategia y tácticas únicas, las prácticas sectarias y hegemónicas; los errores, mezquindades, avaricias, improvisaciones, ambiciones y prepotencias de liderazgos; la falta de unidad sincera sobre la base de jerarquizar los intereses del aís por encima de los Intereses Individuales y grupales: la inexistencia de un programa unitario con base en el cual se labre la lucha política y social. Todo esto junto y quizás otras cosas más, son los elementos fundamentales que han generado la desconfianza y recelo del pueblo hacia dirigencia nacional, regional y municipal de la oposición que ha dirigido a la oposición venezolana durante los 21 años de estafa chavista y los ultimo 6 de dictadura.

Hoy la ciudadanía, agobiada por el hambre, la miseria y la represión, exige cambios políticos, económicos y sociales inmediatos. En sus entrañas anidan profundas aspiraciones de cambio y esperan con ansias una dirección política que redimensione el quehacer político y satisfaga sus demandas. Esperan madurez y de sus Dirigentes para salir de la dictadura, sin dejar de acumular fuerzas y experiencias como un entrenamiento para librar los próximos combates para derrocar la tiranía.

Desconocer esta realidad y seguir esquivándola solo prorroga el sufrimiento de un pueblo, que no aguanta más. En este sentido, no se puede esperar que los partidos del G4, los del G plus o los caudillos locales resuelvan los embrollos existenciales de sus ambiciones por el poder; mucho menos se debe esperar, que la capital, envíe un manual de procedimientos de una política general, que debe ser ajustada y desarrollada de acuerdo a realidades geo-culturales determinadas y cuya labor le corresponde a los dirigentes naturales de las regiones y localidades. Asimismo, no se puede esperar por liderazgos que dueños de su verdad, terminan tirándole piedras hasta los aviones, en un delirio energúmeno y egocéntrico.

La ciudadanía exige de las fuerzas y liderazgos alternativos y consolidados el sincero compromiso de asumir la vanguardia del proceso de liberación y reconstrucción de la patria. En consecuencia, se requiere, urgentemente, la inmediata instalación en todos los niveles, de un mando unitario y articulado, capaz de edificar una poderosa fuerza de cambio, sobre la base de organizar e impulsar una rebelión general que dé al traste con la Dictadura.

Urge la instalación de una dirección política que dirija el despliegue de todas las formas de luchas y socaven los principales pilares de la dictadura.

Es necesaria construcción de una vanguardia que unifique al pueblo en torno al poder ciudadano, estructurado en las asambleas de ciudadanos.

Ya basta de jugar a ser oposición por redes sociales. La consulta popular debe ser una herramienta para organizar el alzamiento popular para derrocar el régimen y no un show mediático mas. La campaña contra el fraude del 6D debe convertirse en una agitación aguerrida para desmontar las patrañas del régimen y no un acto tímidamente declarativo.

Finalmente, las luchas salariales deben avivarse en todos los sectores laborales como punta de lanza contra la dictadura y no como lastimeros de pedigüeños

“Las utopías tienen fuerza material cuando se construyen con nuestras propias manos”

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