Fuerte es el árbol que resiste al viento
fuerte es la roca que resiste al río;
fuerte es la nieve de nuestros páramos que resiste al sol.
Pelead, guerreros, pelead, Valientes: mostraros fuertes
Como los árboles,
Como las rocas,
o como las nieves de las montañas

Poema de los Timoto Cuica


Se acaba de conmemorar el 12 de octubre, fecha que intelectuales han querido suavizar, denominándolo como El encuentro de dos mundos. De esta manera se desea camuflar el verdadero significado de la llegada de Cristóbal Colón a estas tierras, denominadas por los primeros habitantes como Abya Yala, según el pueblo kuno.

Cuando se le cambia el nombre a la invasión, conquista, colonización, se obvia de un solo plumazo todos los crímenes y matanzas que ocurrieron con la llegada de los invasores. Hoy escuchaba a un historiador quien decía, en un principio ocurrieron cosas terribles, sin embargo, esa situación cambió. Claro que cambió, muchos pueblos fueron borrados de la faz de la tierra. Fueron quemados, ahorcados, se les cortaban las manos, si no trabajaban diligentemente en la extracción del oro. Ya quisiera yo que eso fuese ciencia ficción. Muchos fueron llevados a Europa y exhibidos como animales en un circo, enjaulados y llenos de cadenas. Nosotros que éramos libres y felices.

No señor lector. Eso no es ni la punta del iceberg de lo que ocurrió. Todo está documentado por Bartolomé de las Casas, sacerdote católico asqueado por lo que ocurría.  Religión y Estado español, se daban la mano, unos con las espadas, los otros con la biblia.  El objetivo era robar el oro y materias primas valiosas. La vida de los pueblos originarios no valía nada, en esa época ni tampoco en la actualidad.

No basta con hacer declaraciones, redactar constituciones, promulgar leyes. Mucho menos hacer mamotretos de metal diciendo que es Guaicaipuro. Algunos se ponen a rezar. ¡No!, no basta tampoco con rezar y traer con ellos sus iglesias, en un intento de cambiar nuestra cosmovisión. Somos uno con la naturaleza, y lo que nos rodea, ya sea visible o invisible.

En toda Latinoamérica los pueblos originarios nos alzamos, por la defensa de nuestros territorios, contra la avaricia de los Estados y gobiernos capitalistas, que con sus modelos neoliberales y extractivitas, deterioran cada vez más el medio ambiente. Nuestras formas de vida se ven en peligro y con ello toda la humanidad. Eso no lo pueden entender, solo siguen destruyendo ferozmente, cual si usaran gríngolas corren detrás del oro.

El decreto 2.248 de febrero de 2016, acerca de la Zona de Desarrollo Estratégico Especial, Arco Minero del Orinoco, sentencia con pena de muerte a muchos pueblos hermanos. Se violaron todos los tratados internacionales y nacionales, de resguardo de los derechos de los pueblos originarios. Solo estaba en mente de los gobernantes de turno, el oro, el rodio, bauxita, diamantes, coltan.

Lisseth Boon, reportera investigadora, en una entrevista con Carla Angola relata parte de los resultados de su investigación en el Arco Minero del Orinoco. Informa que el paisaje ha cambiado, ya no hay vegetación, solo el lodo, es testigo del ecocidio en el territorio, Detalló que el 75% de las empresas mineras no tiene RIF, ni permisología. Indica que hay dos consorcios de los más grandes, uno de ellos Domingo Sifontes, ubicada en el Callao, donde Eduardo Rimas, es el testaferro de los hijos de Cilia Flores y también muy cercano a Nicolacito.

Esta segunda colonización ejercida por este régimenes mucho más feroz y despiadada. Los ojos del mundo ven con estupor como se destruye el pulmón más grande del planeta, contaminando los bosques y las aguas con mercurio. La respuesta del régimen, diciendo que son las minerías ilegales, las que dañan el ambiente, queda al descubierto. El 75% de las minerías son ilegales y están fuertemente vinculadas con el entorno del gobierno.

Señores, no existe actividad minera ecológica.

La vida de un indígena no vale nada. Aunque Maduro grite en un video diciendo “soy Maduro y estoy con Guaicaipuro”. Tratando además de colgarse de las luchas que realiza el pueblo mapuche en contra del capitalismo, el neoliberalismo y la minería extractivista. Es verdad que los mapuches somos discriminados, encarcelados y fuertemente reprimidos en Chile. Maduro mira la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio. La realidad de Venezuela es igual que en Chile. La diferencia es la resistencia que los mapuches han hecho desde hace más de 500 años. En Venezuela entre 2013 y 2021 han sido asesinados 32 hermanos de pueblos originarios, 21 de ellos por sicarios irregulares colombianos, según dicen, mientras 11 han caído a manos de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

¿Qué diría Sabino Romero? Jefe Yukpa asesinado en el 2017, sin que aún se sepa quién pagó por su muerte. ¿Qué dirían Zoraida, José, Kleiver, Elsey, pemones caídos en febrero del 2019? Dicen que fue un enfrentamiento, 23 heridos de bala, 13 de gravedad. Mis hermanos con arcos y flechas, las FANB con armamento de guerra. En marzo último 4 hermanos yanomamis, fueron asesinados por “compañeros” del componente aviación, acantonados en Parima B, para resguardar a las comunidades yanomami. ¿qué dirían Isnardo, Cariban, Jhonatan y Martina?

También los fiscales dijeron enfrentamiento. Esa palabra parece servir para cualquier explicación donde la verdad quede oculta. ¿Qué diría, Virgilio Trujillo guardián de la tierra, antes de que sus ojos se cerraran, asesinado el 30 de junio? Había denunciado muchas veces ante las autoridades el abuso de que era objeto su pueblo, a manos de extranjeros y de militares venezolanos y narcotraficantes. Al bajarse de un carro en compañía de otros hermanos, tres certeras balas en su cabeza acabaron con su vida. Para que no tuviese más malos pensamientos.

La Madre Tierra se defiende y no se entrega a la ferocidad de potencias imperialistas como China, Rusia o EEUU. La tierra no se vende

Sería muy difícil tasar a la naturaleza. ¿Cómo podrán poner precio al ruido de las hojas de los árboles, cuando suavemente susurren su canto a la vida? ¿Y al alegre murmullo de las aguas saludando al sol y la luna? ¿Quién podrá decir lo que vale la brisa que delicadamente mece flores esparciendo sus aromas? ¿Existirá, tal vez un poder para expresar como vender la bruma que se cuela entre los árboles? ¿O el aroma de tierra húmeda mezclada con la lluvia?

Decían nativos del pueblo Cree, “Sólo cuando talen el último árbol, envenenen el último río, pesquen el último pez, se darán cuenta de que el oro no se come”, pero entonces ya será tarde.

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