El pueblo ecuatoriano está dando una respuesta clara a medidas de carácter antipopular tomadas por el presidente Lenín Moreno. Se trata de las propias del acreedor que se hace presa de la ideología de la deuda pública, para atender los problemas económicos adquiriendo un nuevas deudas -innecesarias de cara a las urgencias del Estado- con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por 4.200 millones de dólares.

Son muchas las organizaciones políticas enfrascadas en la orientación de un movimiento -además de la diversidad de organizaciones indígenas-, que tiene como combustible principal el incremento del precio de la gasolina. Despojar a los empleados públicos de un día de salario para que contribuyan con el fondo social para el pago de la deuda, es otro detonante indetenible.

Todo unido a la ampliación y mejora en las condiciones para la importación, en detrimento del producto nativo. Cínicamente, Moreno toma «medidas» para «estimular la exportación», solo que la dolarización -que en Ecuador es oficial- hace que se reduzca cada vez más las perspectivas de desarrollo de la producción ecuatoriana frente al producto importado, sobre todo de EEUU.

Muy fiel al patrón usado por el deudor, el caso de Venezuela es emblemático. Esa ha sido la política chavista en dos décadas. Ahora, con la inmensa mayoría de venezolanos sufriendo de hambre, Maduro sigue firme en su política de hacerse de un fondo social para pagar deuda, sobre todo a China, segundo accionista del FMI. Es más, se siente orgulloso Maduro de honrar a pie juntillas la deuda. De eso sabemos los venezolanos.

Por su parte, la respuesta con el uso de la fuerza armada y policial del Gobierno expresa debilidad frente al torrente de las masas en las calles de todo Ecuador. Tal es el miedo de Moreno que fue a tener a Guayaquil para refugiarse rodeado de la oficialidad militar que le es fiel, mientras se atempera la rabia de la gente.

La participación del correato corrupto suma un tanto a quienes buscan frenar el actual paquete. Es una política propia del oportunismo, toda vez que Correa, quien mantuvo la dañina dolarización de la economía, es corresponsable de la situación de debilitamiento de la economía ecuatoriana. La entrega al capital chino contribuyó en otro tanto.

Igual busca Maduro, desde Venezuela, de aprovecharse de esa revuelta popular. Buscan confundir a la gente. Otro tanto hace el propio Lenin Moreno dando un excedente de protagonismo a quienes tratan de aparecer como «simpatizantes» de un movimiento cuya motivación es en verdad de lucha contra medidas antipopulares, que son la misma política que aplicaron en cada caso Chávez, Maduro o Correa. La diferencia es que en el caso de Correa y Chávez, ambos contaron con precios elevados de petróleo y alta producción.

Ecuador, como buena parte de Latinoamérica y el mundo, se encuentra en medio de la disyuntiva que se abre a la luz de la lucha por la hegemonía imperialista. Durante el Gobierno de Correa fluyeron -todavía fluyen- los capitales chinos a ese país sudamericano. Infraestructura, petróleo, hidroeléctricas, finanzas, entre otros, son sectores copados en buena medida por los capitales de la hoy primera potencia comercial y financiera del planeta. Sin embargo, el imperialismo estadounidense busca recuperar «sus áreas perdidas». Moreno hoy luce como el adalid de esa perspectiva yanqui. Aunque la penetración de capitales chinos en Ecuador, dan suficiente como para que defiendan lo suyo.

Aprovechar las contradicciones interimperialistas, sobre todo las que se agudizan en la lucha por la hegemonía, es la política correcta. Una respuesta soberana debe contar con la sabiduría de saber moverse en medio de ellas colocando la soberanía y la perspectiva nacional y popular como eje de una política hacia el cambio de Gobierno y en la perspectiva de superación de las relaciones de producción y de cambio imperantes.

Esta circunstancia internacional no niega para nada el carácter popular de la rebelión. La unidad de las fuerzas populares es básica para mantener la protesta y avanzar hacia el cambio político radical que demandan los países latinoamericanos.

La fórmula revisionista de Correa fue «traicionada» por Lenín Moreno. A su vez, es reflejo del agotamiento de este tipo de salidas que en esencia son continuistas de las políticas de preservación del orden imperante, plegándose a un imperialismo u otro. Por lo que son momentos que pueden dar paso a salidas de verdadero contenido de cambio. La retórica, la fraseología revolucionaria y democrática, da paso a expresiones genuinamente revolucionarias, para lo cual la unidad popular es su fundamento.

El papel de las organizaciones populares y sociales de Ecuador trasciende al correato y al madurismo, y degradar esa fuerza social a un movimiento amparado y financiado por aquellos dos, es lo menos una ofensa a la tradición de luchas del pueblo ecuatoriano. La organización indígena, que aparece en las primeras de cambio como líder del movimiento, representa más de un millón de ciudadanos de pueblos originarios, el 7% de la población total de Ecuador. Por su parte, el liderazgo estudiantil, de una tradición de fuerza de organizaciones revolucionarias, hoy enfrenta a Moreno como hasta hace poco enfrentó a Correa.

Los trabajadores, los transportistas, los campesinos de Ecuador hoy alzados, son mucho más que un movimiento susceptible de una manipulación real, más allá de la que sin duda termina trascendiendo en medios de comunicación que expresan la política del capital.

Por otra parte, la corrupción, el saqueo y la estafa de la cual ha sido objeto el pueblo y la riqueza de los ecuatorianos, es un elemento detonante del estallido popular hoy en curso en la nación de la mitad del mundo. Robo que, como se ha mostrado en casos como el de Odebrecht, recae indudablemente en la fórmula política Correa-Moreno-Glass. «Que se vayan todos», han gritado cada vez con más fuerza en las movilizaciones del Ecuador.

Desde Venezuela nos solidarizamos plenamente con las luchas del pueblo ecuatoriano contra el paquete de hambre aplicado por el FMI y Lenin Moreno, heredero de la política continuista y entreguista de Correa. Así como en Ecuador, los venezolanos tarde o temprano volverán a levantarse contra la política de hambre y destrucción de Maduro y el chavismo sobre nuestra patria, y deben ver en el ejemplo de combatividad y organización popular de los ecuatorianos, una guía que, sumada con nuestra experiencia histórica y nuestras propias realidades, son el abono de una siembra de cambio indetenible en nuestra américa.

Viva la lucha del pueblo ecuatoriano contra Moreno, contra Correa y contra el paquetazo

Ni Moreno, Ni Maduro, Ni Correa

 

Comisión Internacional de Bandera Roja

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