Según el FMI vamos hacia una gran crisis mundial y Venezuela no se salvará. Esfuerzos secretos y públicos de diálogo, amenazas de adelanto de elecciones presidenciales y otros ingredientes que han puesto nuestro caldo político tan morado, han sido solo el abreboca de lo que está por venir. Pese a que desde Miraflores se intentó hacer percibir el maquillaje vial y la proliferación de bodegones como un “gran arreglo” del país, y que la idea invadió a muchos sobre mejoras en la economía nacional, los augurios que el propio FMI ofrece sobre la economía global y las cifras que sigue mostrando el Estado, indican una catástrofe mayor.

La meta establecida por Maduro en materia petrolera para el cierre de 2022, fue de 2 millones de barriles diarios de crudo, con el objetivo de alcanzar los históricos 3 para 2023. Sin embargo, el cierre de septiembre registrado por la Opep para Venezuela cifra el bombeo en apenas 673.000 bpd, pese a que entre abril y junio de este mismo año habíamos bombeado un promedio de 745.000 bpd. Esto indica un retroceso y no un avance como muchos esperaron. Ni siquiera el ablandamiento de sanciones o las negociaciones bajo cuerda con Chevron mejoraron el panorama para el país.

En medio de este estancamiento económico se suman las tragedias de Tejerías, Chichiriviche y otras ocurridas en varios estados del país, que inciden en un freno al desarrollo productivo a corto y mediano plazo. Así, las proyecciones del Fondo Monetario Internacional lucen el preámbulo de grandes acontecimientos en nuestro país.

El Fondo estima para este año un crecimiento económico mundial de solo 3,2% y para el próximo de apenas 2,7%, lo que colocará a la economía mundial en una dura prueba, con los efectos en ciernes de la guerra Rusia – Ucrania que, si bien se esperaba beneficiara a países petroleros como Venezuela, los efectos reales inmediatos no parecen resultar de este modo.

Es por ello que la organización económica mundial prevé que al menos un tercio de las economías del mundo corren el riesgo de caer en una recesión. Venezuela difícilmente escape de esto y los efectos de esta crisis la sufrirán en primer lugar los trabajadores. Si bien los esfuerzos para una negociación pudieran proveer a ambos grupos de poder una tabla de salvación circunstancial, los efectos económicos no tienen morigeración posible y los creadores de la riqueza serán las víctimas inevitables.

Para el FMI América Latina las tiene negras. Al cierre de 2022 el crecimiento económico apenas llegará a 3,5% y un mínimo 1,7% en 2023, con los efectos de una elevadísima inflación, un rápido aumento de las tasas de interés que busca atenuar el incremento de los precios, disminución de la inversión productiva en general y debilitamiento monetario frente al dólar, lo que llevará consigo un flujo de capitales hacia tierras más seguras en busca de mayor rentabilidad.

El adelanto de elecciones, previendo la catástrofe por venir y las luchas sociales y de trabajadores que inevitablemente puede producir un escenario como este, luce una medida previsible que busque evitar un desenlace contrario para el chavismo en Miraflores.

Que los dirigentes sociales tengan conciencia de estas condiciones por venir, además de que se doten de una estrategia común, es lo principal. No basta con insistir en negociaciones y diálogos que son apéndices de una hoja de ruta de salvación de quienes han destruido, endeudado y subastado a la nación. Las luchas por una mejor distribución de la riqueza y por el cambio político estarán empujadas por la realidad y avasallarán con la dura verdad de las circunstancias, los intentos de apaciguarla.

Sin embargo, el galimatías proferido recientemente por Pierre-Olivier Gourinchas, director de investigación del FMI, tal vez no tenga la realización que muchos esperan. “Saldremos más fuertes”, dijo en una entrevista con la agencia EFE luego de una reunión en Washington esta semana, en la que han dibujado un panorama económico ennegrecido. Pero esta perspectiva no se refiere a los países dependientes como Venezuela, en donde quizás quienes salgan fortalecidos sean los que apuestan por el cambio radical de la sociedad y no quienes nos han llevado a esta catástrofe. En las luchas lo sabremos.

Tomado de El Pitazo

 

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