Crónicas sencillas
Jesús Noel Hermoso F.
Mi hijo de 5 años sufre de epistemofilia como todos los chamos, pero tengo la esperanza de que cesen sus porqués entre los 8 y 10 años, como es habitual. Sairam Rivas, a sus 20, mantiene intacto ese “padecimiento” y el porqué de las cosas se le antoja infinito. Su mamá, Sandis Moreno, siempre se preocupa por verle hasta las 2 de la mañana leyendo para levantarse a las 4, arreglarse y subir a Caracas para clases. “Esa muchacha no duerme, Jesús”, me dice eventualmente. Vivir en Guatire tiene sus desventajas.
Ese deseo incontenible de Sai por saber, coincidió con una iniciativa que mi compañera Angeyeimar se había propuesto realizar para la formación de un grupo de jóvenes en la Universidad Central de Venezuela. Un circulo de estudio de filosofía y marxismo en el que Sai inmediatamente se incorporó y terminó por ser la más aplicada. Profesores de la talla de José Rafael Herrera, exdirector de la Escuela de Filosofía de la UCV, participaron con mucho entusiasmo en la actividad, que se extendió durante más de 3 meses por sábados y domingos.
Entre tanto, Sai continuaba su lucha por rescatar el Centro de Estudiantes de Trabajo Social y comenzaba a recuperar la pequeña oficina estudiantil. Esta iniciativa costó nuevas amenazas, golpes y terror desatado por el oficialismo, que terminó con el desalojo violento y por la fuerza que el grupo de malandros del gobierno ejecutó en el propio Centro de Estudiantes contra Sai y sus compañeros. Actualmente esas oficinas, dos años más tarde, siguen secuestradas por ese grupo violento sin que ninguna autoridad haya podido rescatar el espacio. Sai ha hecho su gestión desde pasillos y salones. Nada la ha detenido.
En medio de esta vorágine violenta, descubrió teoría política, historia de la filosofía, marxismo, y descubrió lo alejado que está el oficialismo de los planteamientos del Manifiesto Comunista, y lo alejado también que está el marxismo de la campaña anticomunista desatada en Venezuela. Pero no todo era estudio y formación política para Sai.
En ese año primero de gestión estudiantil se estaba preparando para representar a Venezuela en República Dominicana en un concurso de belleza internacional. Soñaba con ganarlo y poder luego entrar en el Miss Venezuela. Soñaba despierta con sus amigos y decía que cuando tocara el ciclo de preguntas en vivo, irrumpiría con un discurso que provocaría un despertar masivo de conciencia en Venezuela. Ayer, antes de escribir esto, supe que actualmente hace este juego de representación con sus compañeras de celda, y ríen en medio del encierro.
Una tarde la invitamos a tomar un café para proponerle que se incorporara a Bandera Roja. Se quedó callada unos segundos hasta que levantó la mirada hacia su amiga Génesis, quien también nos acompañaba: “¿Y tú ya estás militando?”, le increpó. Ante el silencio cómplice de su amiga, lanzó una carcajada y dijo: “Ustedes sí son bravos. No me habían dicho nada”. Modelo, estudiante, dirigente y militante, comenzaba una nueva etapa en su vida, y ya las paredes de su escuela se ensanchaban de sueños más complejos y transcendentes…

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