Son originales las ideas de Curcio, tanto como tergiversadoras de la ciencia económica y sus categorías. Como vimos en la entrega anterior, no distingue el papel moneda como encarnación del dinero. De allí en adelante el enredo. Para esa economista, el papel moneda es el dinero. No establece su rasgo fundamental. Parece no conocer la ley según la cual “la emisión de papel moneda debe limitarse a la cantidad en que tendría realmente que circular el oro simbólicamente representado por él”. Es Marx quien la descubre. Ésa no es la teoría cuantitativa.

Las causas de la inflación según la Curcio

En un artículo titulado “La nueva expresión monetaria y la cantidad de bolívares”, publicado el 16 agosto de 2021, la economista afirma que: “Cuando el imperialismo ataca el bolívar, lo que realmente hace es manipular la escala del bolívar (…) fue la escala y con ella la expresión monetarias que fueron manipuladas en el contexto de la ejecución del Plan del Comando Sur”. He allí el origen de la hiperinflación.

En su libro Hiperinflación arma imperial, señala: “Hallamos una relación estadística perfecta con el valor de la moneda, lo que nos llevó a profundizar en el análisis hasta identificar, mediante cálculos econométricos, que la inflación en Venezuela está siendo determinada por el tipo de cambio, no por el oficial, sino por el ilegal, cuya cotización es diariamente publicada en páginas web y en redes sociales (…) cuyo valor ha estado siendo política y criminalmente manipulado para inducir la inflación”.

He allí la síntesis de un planteamiento defendido en tres libros editados por las casas chavistas y un sinnúmero de artículos. Aunque su principal difusor fue Maduro. Idea que le brindaba un argumento para evadir la total responsabilidad del régimen. Nadie que conozca un tantico de la ciencia económica puede tragarse semejante dislate.

Pero Pascualina, además, nos brinda un “descubrimiento” importante. Indica en un artículo del 19 de julio de 2021 —titulado igual que su libro: Teoría general de los precios, el salario, la producción y el dinero en guerra económica— que: “Se centra nuestro planteamiento en la necesidad de reconocer que en la dinámica económica está presente un cuarto agente (…) Todas las corrientes del pensamiento económico, clásicas y neoclásicas, incluyendo la marxista, solo reconocen tres agentes que interactúan en los mercados, a saber, los demandantes, los oferentes y el Estado. En el libro demostramos teórica y empíricamente que opera un cuarto agente, el imperialismo”.

Pascualina ha “descubierto” una determinación que supera al genio de Marx. Por supuesto, se está refiriendo a cómo el imperialismo ha manipulado la economía y particularmente la moneda venezolana. Ha logrado incidir en la escasez y el desvío de los dólares otorgados a los importadores a cuentas privada en el exterior. Además, por la vía de las páginas web logra determinar un tipo de cambio a su arbitrio para producir la hiperinflación.

Así, en el caso venezolano, bajo el chavismo, no es la ley del valor la que determina los precios. Es más: “Mientras no se detenga la escalada del dolartoday, no se controlarán los precios”, afirma.

La inflación y la ley del valor

La inflación, sobre todo bajo cierta moderación, permite incrementar la explotación de la clase obrera. Siendo el valor de cambio de la mercancía la sumatoria de capital constante más capital variable, más plusvalía, al producirse un incremento de precios por inflación, el dueño de los medios deberá invertir más en K, en correspondencia con el incremento de los precios. Pero los salarios se mantienen hasta que convenga a quienes rigen la política económica. Entretanto, la plusvalía se incrementará en un porcentaje mayor al de la inflación imperante. De allí la tendencia en la sociedad moderna de mantener la inflación en una expresión moderada, más allá de la cual se puede afectar la demanda social y perjudicar las ventas. Sobre todo, por la tendencia de mantener elevada la capacidad de demanda social.

Los Estados aumentan el presupuesto de gastos, de allí los desequilibrios y con ello la inflación. Con lo que se afecta a la clase obrera; mientras, los trabajadores improductivos dependientes del Estado gozan de algunas bondades. Pero la hiperinflación es otro asunto. Afecta la economía ya que la capacidad de demanda social cae a tal punto que se produce recesión de manera desproporcionada.

Ahora bien, de violentarse la ley que rige la producción de papel moneda, se desarrollan variaciones de precios en una dirección u otra. Cuando se produce más papel moneda que el requerido, hay inflación. De lo contrario, deflación. Son muchos quienes no logran atinar en este asunto, sobre todo en torno de la caída de los precios, tendencia natural del desarrollo capitalista, no por el papel moneda en correspondencia con el que se requiere, sino con la productividad. Es que mientras más se incrementa la composición de los capitales los precios caerán, y se eleva la calidad de las mercancías. Eso no es deflación. Es caída de precios por productividad. Es que tienen menos trabajo humano. A la inversa, de caer la composición, de rezagarse en relación con otras economías, pierde competitividad, los precios se incrementan. Es el caso venezolano.

Los precios al alza, en el caso venezolano, obedecen a la política monetaria. Es que ha sido una constante desde la década de los setenta del siglo pasado. El Viernes Negro de 1984 marcó sus efectos en primera instancia y el inicio de la dolarización. Chávez afectó el signo monetario. Lo debilitó en la medida en que redujo el aparato productivo, sobre todo con la incorporación de Venezuela en Mercosur. Fue minando el mercado interno con bienes traídos de economías más competitivas. Profundizó la desertificación del aparato productivo venezolano. La caída del PIB no petrolero es una constante desde 1989. La implantación de la política de sustitución de la producción nativa por importaciones en el marco de la llamada globalización, se inicia en esa fecha que dio motivo al “Caracazo”.

Inflación con recesión derivó en la catástrofe cuando ya el país no cuenta con divisas para satisfacer la creación de demanda interna mediante las políticas para tales efectos. Los desequilibrios fiscales creados llevan al chavismo a centralizar los recursos para el pago de deuda, sobre todo con los chinos, dada su naturaleza de clase al servicio de la oligarquía. Sin los mismos ingresos petroleros, se eliminan los salarios de los empleados públicos. La emisión de papel moneda muy por encima de lo que representa para un equilibrio fiscal ficticio, deriva en inflación galopante hasta llegar a hiperinflación. Un superimpuesto a la gente. Las páginas web apenas señalan una realidad: las fluctuaciones que se producían en el mercado.

La cuestión es a la inversa. El dólar es una mercancía más, aunque con particularidades que la hacen muy demandada. La inflación presiona la demanda de esta mercancía. Es que sirve de refugio del poder adquisitivo de los bolívares en manos de cualquier ciudadano. La inflación modifica el precio del dólar, así como se modifican los precios de todos los bienes y servicios.

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