y de otros colores
Trapos rojos
Las estrategias distraccionistas son un ardid político utilizado en todos los sistemas de gobierno, pero hi-perutilizados en aquellos que se basan, única y exclusivamente, en hacer parecer que son algo que no son.
La historia política de nuestro país nos da lecciones de más en estos asuntos. Nuestra marcada tendencia caudillista, presidencialista y con vocación autoritaria ha sido la base para que la utilización de distractores simbólicos haya sido una estrategia criolla casi permanente. Pero en el período del cual tengo memoria vivida y no referida, en mis casi 60 años, este Gobierno ha dado una demostración magistral y profusa del uso del ardid como estrategia engañosa y fraudulenta, para llegar al poder primero y luego para mantenerse en él. En época de globalización y de aplicación de paquetes neoliberales, para los gobiernos de los países «conflictivos» urge saber distraer la atención de las mayorías, algunas alienadas y adocenadas por años, para que no puedan tener conciencia plena de sí y mucho menos conciencia para sí.
Ocultar las medidas en su real interés. Esconder sus efectos con discursos veladores, tener en la dirección política del país a liderazgos demagógicos e histriónicos es realmente hoy una clase magistral de estrategia política alienadora y enajenante.
Este Gobierno ha tenido la habilidad de visibilizar en el sector opositor, que es heterogéneo y diverso, sólo determinados rostros y discursos que le sirven para completar su puesta en escena. Del lado opositor y dentro de sus luchas por hegemonizar políticamente, muchos de sus vocer@s caen por incautos e ingenuos o por su eventual aspiración desmedida de poder, en el juego de creerse las contrafiguras del poder. Craso error que alimenta la alienación de nuestro pueblo y oculta la necesidad de develar las verdaderas consecuencias de las políticas económicas aplicadas: deterioro de las condiciones materiales de existencia y adormecimiento de la conciencia de cambio de nuestro pueblo.
Hay que tener cuidado extremo con los nuevos trapos rojos y no caer en su tentación. Denunciar, develar la esencia de las medidas económicas, organizar y acompañar las luchas de las mayorías populares es el camino de esa Unidad Superior que se articula desde intereses de clase y no de individualidades políticas. Los trapos rojos pueden tener correlatos multicolores, pero sólo son eso: trapos.
Psicóloga social/@HisvetF
HISVET FERNÁNDEZ | 24/02/2013 07:21:06 p.m.
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