Desde hace días hurgo en mi mente algunas
ideas para abordar un tema que, en el contexto de la situación política
nacional,  contribuya al debate que se
desarrolla en el país vinculado con su suerte y/o destino. Pareciera que, así
como luce el país; vuelto un caos, un desastre, se encuentra la iniciativa
política que desarrollan los diversos actores en disputa en Venezuela, cargada
de antagonismos, lógicos y propios de la diversidad de ideologías y de
posiciones frente al poder, de divergencias y confrontaciones a lo interno  de los factores de poder, de vacilaciones y
colaboracionismo, de voluntarismo y vanguardismo, de exclusión y oportunismo,
de amplitud y unidad, en el seno de la oposición, que son necesarias de
atender.
Mientras las contradicciones y
confrontaciones entre los factores de poder, salvo por la insistencia de
algunos de ellos,  suelen ser aplazadas
para asegurar la perpetuidad del régimen y con ello el saqueo a la nación, aun
en medio de la más dramática crisis económica que ha tenido Venezuela en los
últimos 55 años, así como de la mas arbitraria y sistemática violación de los
derechos democráticos, propio del fascismo, la oposición no termina de allanar
el camino de la unidad que se requiere para la toma del poder y la
reconstrucción nacional.

Diversas tácticas responden a diversas
consideraciones acerca de la naturaleza del régimen que se enfrenta, también
responde a los intereses de clase que representa cada expresión de la
oposición. Pero, ¿acaso podrá tenerse éxito en la lucha contra el régimen si no
se define primero lo primero? Y lo primero, en esta coyuntura, en la que hay
pleno convencimiento de la necesidad de sustituir este régimen por uno
democrático,  es constituir una dirección
política única, capaz de aglutinar a todos los sectores confrontados al
régimen, asumiendo la diversidad de formas de lucha y organización que hoy son
expresión del descontento nacional. Lo primero es constituir una Junta de
Reconstrucción Nacional.

Esa nueva dirección política nacional, ha
de hacer bueno el propósito de construir una unidad superior, para cuyos
efectos es preciso caracterizar con objetividad la naturaleza del régimen al
que se enfrenta (cosa por cierto que a principios del año 2013 hizo la MUD,
definiendo al régimen como militarista y despótico e instando a la conformación
de una gran unidad política, pero que no pasó de ser una opción electoral). La
caracterización del régimen, a la par de la lucha en la calle acompañando al
pueblo en la defensa de sus derechos frente al oprobio y el atropello,
permitirá definir con claridad el campo de aliados que se requiere para
construir una nueva mayoría nacional, así como también una línea política
correcta y única que sea capaz de articular la demanda urgente de cambio
político con la lucha electoral, enarbolando un programa de reconstrucción que
se oponga al pillaje y a la estafa que ha significado este régimen, haciendo
avanzar a Venezuela por la senda de la democracia y el progreso social.
Requiere, eso sí, hombres capaces de ver
el horizonte con sentido estratégico, de poner por delante el interés nacional
y verdaderamente patrio,  en lugar de la
ocupación de cargos y prebendas de forma oportunista. El momento es de
Venezuela y reclama unidad. Constituyamos la Junta de Reconstrucción Nacional y
sus pares en los estados y municipios. 
Eddy Timaure
Secretario General de Bandera Roja – Falcon
@EddyTimaure

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