Democracia Popular

 

¡Venezula Necesita
Una Democracia Popular!

Celebramos el 38º aniversario de B 
en momentos cuando el gobierno

intenta un giro en su táctica. La derrota
del proyecto chavista de reforma constitucional
ocurrida el pasado 2 de diciembre ha variado sustancialmente
el cuadro político nacional. Han quedado
evidenciados como minoría. Obligados a disminuir
el ritmo del “proceso”, fundidos los motores
que metafóricamente simbolizaban los cambios
a ser impulsados, colocados hoy en día en una política
de revisión, rectificación y reimpulso, todo
ello de hecho constituye la más clara demostración
del fracaso de un régimen, de una política y de un
estilo de gobernar.
No cambian la estrategia, ni disminuyen los
sueños de eternizarse en el poder: van a variar estilos,
planteamientos, metas gubernamentales, en
búsqueda de restablecer el respaldo social y de
lograr mejores condiciones para tomar de nuevo
la ofensiva por imponer las normas que les permitan
adueñarse definitiva y totalmente del poder.
El chavismo está herido de muerte, pero sigue
siendo una seria amenaza para la democracia, la
libertad, la paz y para el progreso social. La descomposición
del chavismo es por demás evidente.
La corrupción, la ineficacia, el desperdicio de
esta gran oportunidad que nos han deparado los
altos precios del petróleo, las contradicciones
internas y las pugnas intestinas, han mostrado que
el mentado “proceso” es una nueva estafa a los
sentimientos de cambio, bienestar y progreso de
los venezolanos.
Todo esto ha traído el desencanto de muchos
que soñaron estar construyendo el socialismo, de
los pobres y los marginados que pensaron en su
redención social, de los productores del campo y
la ciudad que esperaban altos niveles de desarrollo
agrícola e industrial, de los trabajadores que ansiaban
mejoras sustanciales en las relaciones laborales
y en sus condiciones de vida, de quienes abrigaron
esperanzas en las formas de economía popular,
en las cooperativas, en las empresas de producción
social. Esa enorme cantidad de venezolanos sienten
hoy el fraude y ven con alto grado de frustración
cómo estos experimentos sólo han significado
fracaso, enriquecimiento de unos pocos y dilapidación
de recursos.
Consecuencia directa de este fracaso es el deterioro
de las condiciones de vida de nuestro pueblo.
La inflación, la carestía, la escasez y la inseguridad
golpean a la mayoría nacional. Es hora de levantar
una plataforma de lucha, de darle forma y contenido
a los reclamos sociales. La lucha por mejoras
concretas debe ser unida a la contienda electoral
y encuadrada en un planteamiento de cambio político
expresado en el impulso de grandes transformaciones
nacionales, que resumimos en lo siguiente:
1. Una democracia de nuevo tipo donde las
bases de la sociedad, con sus
organizaciones autónomas y sus
asambleas populares, sean las que
decidan sobre el rumbo de la patria y sus
mejores derroteros.
2. Una economía para el desarrollo, la
soberanía nacional y el progreso social,
que adelante la revolución industrial y un
crecimiento vertiginoso de la producción
agroalimentaria.
3.Una política que convierta al petróleo
en pilar para el desarrollo diversificado de
todas las áreas productivas de la
economía.
4. Una nueva ética basada en el principio
de que los intereses colectivos se
conviertan de verdad en la primera
prioridad social, en el rescate del
funcionariado público como servidores del
ciudadano, y en el impulso de una
educación en valores de respeto,
tolerancia y dignidad.
5. Una política social que atienda las
emergencias de miseria y pobreza, que
dignifique el trabajo, el esfuerzo y el mérito
como camino para la redención social, y
que impulse una distribución de la riqueza
en beneficio de la gran mayoría nacional.
6. Un plan de asentamiento y desarrollo
integral de las ciudades, que signifique
un salto en el mejoramiento de la calidad
de vida, del aseo, del transporte, de la
seguridad, de los servicios públicos.
7. La transformación del aparato del
Estado para hacerlo menos burocrático,
más ligado a la gente —que abra amplios
espacios para la participación—, de
indudable transparencia, y de elevada
eficiencia en todos los roles que le
competen.
La unidad del pueblo venezolano —indispensable
para derrotar este régimen y para sentar bases
estables a un cambio en el país— no puede sostenerse
únicamente en una figura o en un líder. Imperativo
es sustentarla en un programa de cambio
como el que acabamos de enunciar.
Y este programa de cambio, para que pueda servir
de faro iluminador de nuestra batalla, es ineludible
conjugarlo con las luchas inmediatas que el
pueblo está librando por trabajo decente y estable,
por viviendas, por sueldos y salarios dignos, por
presupuesto para las universidades, por seguridad
social y mejoras en los servicio públicos. Hay que
unir esta plataforma de lucha con el programa de
cambio, y para ello B R considera esencial
la construcción de espacios para la coordinación
de las luchas y la solidaridad entre trabajadores,
estudiantes, profesionales, habitantes de los
barrios, campesinos, y sus organizaciones naturales.
Por ello nos proponemos impulsar la realización
de un Encuentro Nacional de Luchadores Populares
que dé forma y estructura a esta alianza alternativa.
Por último y no por ello menos importante,
debemos impulsar la lucha por la defensa de los
derechos humanos, contra la criminalización de la
protesta, por la libertad de todos los presos políticos,
por el retorno de los exiliados, por el cese a la
persecución política, contra la discriminación por
razones políticas o de otra índole, pues aún siguen
“vivitos y coleando” los deseos autoritarios y despóticos
de quien pretende eternizarse en el poder
desentendiéndose del rechazo mayoritario que el
pueblo ya expresó.
¡Para cambiar
Democracia Popular!
BR
Comité Central de B R / Enero de 2008

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