Caracas, 14 de marzo 2014

Sra. Michelle Bachelet
Presidenta de Chile
Mis respetos.-
Ud. no me conoce pero seguramente el nombre de mi esposo Simón Sáez Mérida, fundador del MIR en Venezuela, hombre de izquierda intachable y crítico, con fundamentos muy serios, del gobierno de Chávez, quien falleció por la acción del hampa en Venezuela que ha cobrado más de 200.000 víctimas, le dirá algo, en el entendido de ser su viuda y compañera de vida por 47 años, de quién es la persona que se le ocurre mandar una nota como la presente a una persona en tan alto cargo.
Esperé expectante la respuesta al periodista que la entrevistó en CNN Chile sobre la libertad de expresión en Venezuela y el bloqueo incluso de NTN24 y su respuesta me hizo sentir maln se lo confieso,  cuando deduje  que  la amistad o la ideología a veces se pone por encima de los derechos de los pueblos hermanos.
Aunque en términos generales se expresó a favor de la Democracia y defensa de los DDHH sobre lo cual Ud. tiene amplia experiencia personal que se le reconoce, en lo concreto, ante la pregunta, prefirió escurrir su respuesta como defensora de esos derechos al señalar que al menos en Chile, de acuerdo a la Constitución, la libertad de expresión era un derecho, pero que no conocía la legislación venezolana.
Muy lamentable realmente su respuesta porque a nivel mundial la libertad de expresión es un derecho consagrado y uno de los parámetros para medir la democracia en los países.
Tampoco es válida, y Ud. disculpe, de que sólo tenía la información de prensa sobre lo que ocurría en  materia de DDHH, porque los representantes diplomáticos chilenos deben haber puesto al día al Gobierno de Chile sobre las graves violaciones a los DDHH que ocurren en Venezuela, incluso mayores que las que he observado en mi larga vida desde niña, a partir de la dictadura de Pérez Jiménez, cuando mis dos padres  fueron presos políticos por años, incluso mi padre en un campo de concentración, así como tampoco las represiones sufridas durante los regímenes bipartidistas antes de Chávez, épocas de guerrilla y de lucha armada, cuando mi marido también estuvo preso por cinco años. Tenga la certeza de que la represión masiva e indiscriminada sufrida en este momento en Venezuela es inédita tanto en extensión como en brutalidad.
 Hoy el Vice-Presidente e hijo político de Chávez ha amenazado con meter presos a los que protesten, frase que me hizo recordar los campos deportivos convertidos en cárceles en Chile bajo la dictadura de Pinochet donde, por cierto, fusilaron a un familiar de mi marido. La protesta es generalizada en todo el país.
Sin sacar de nuevo la deuda que la izquierda chilena tiene con Venezuela, su pueblo  y con los gobiernos anteriores al de Chávez, conducta caribeña que nos caracteriza, es menester decirle, como mujer de izquierda, que  la respuesta automática operó  sobre este punto expresado en la entrevista antes mencionada. Así lo sentí.
Siendo opositores mi marido y yo al gobierno de Carlos Andrés Pérez, ante mis ojos y de muchos venezolanos, el ex-presidente venezolano mostró mayor compromiso con la democracia hacia lo externo, al menos con los chilenos y los argentinos, a pesar de sus antecedentes en cuanto a la izquierda venezolana, la represión  y los conflictos internos que vivimos.
No sé en nombre de cuál izquierda el denominado bloque de mandatarios solidario del presente gobierno de Nicolás Maduro, se expresa. El de Venezuela no es de izquierda, no es socialista. Es un régimen de fuerza militar que aplica terrorismo de estado para mantenerse en el poder.
Aunque Hugo Chávez no está, se encargó de designar militares como sus candidatos a las gobernaciones por lo que ahora, generales en su mayoría, no precisamente de izquierda, comandan las regiones sobre todo donde han sido mucho más violentos los ataques contra los estudiantes y la población civil desarmada que protesta por el estado de miseria en el que estamos sumidos y la inseguridad, por parte de la Guardia Nacional Bolivariana y los grupos paramilitares afines al gobierno.
No es posible olvidar la frase que Chávez repetía cada vez en cadena nacional:  «no lo olviden… esta revolución es armada, armada, que no se les olvide nunca,  y el pueblo va a defender con las armas esta Revolución… «
Me permito mencionarle, no obstante, algunas frases sobre libertad de expresión de la Constitución venezolana en el Capítulo sobre Derechos Civiles aprobada en 1999 bajo el mandato de Hugo Chávez. «Art. 58…  toda persona tiene derecho a la información oportuna, veraz e imparcial, sin censura de acuerdo con los principios de esta Constitución… «, incluso la información no puede ser suspendida ni en estados de excepción.
También la Constitución establece la Autonomía Universitaria y el día jueves 13 de marzo nuestra gloriosa Universidad Central de Venezuela fue agredida por contingentes militares y por colectivos armados, para impedir que marcháramos (derecho consagrado también). Se recolectaron 850 cartuchos de bombas lacrimógenos dentro de nuestro recinto, profesores y estudiantes fueron heridos, sólo para mencionarle como ejemplo un sitio donde destacados profesionales chilenos hicieron una brillante carrera docente y aportaron a nuestra educación superior valiosos conocimientos.
No puedo dejar de reconocer mi admiración hacia Ud. como mujer que se enfrentó a una dictadura. Mi madre también fue torturada durante la dictadura de Pérez Jiménez y pasó cuatro años presa en un remoto lugar del país, sin visitas,  mientras mi padre, al otro extremo de la geografía, era sometido a trabajos forzados. Por ese vínculo que uno establece, emocional en lo primario, es que me he atrevido a escribirle.
Si el hampa no hubiese cobrado la vida de Simón tal vez él le hubiese escrito con la vehemencia que lo caracterizaba como un hombre de izquierda verdadero y con el verbo encendido, como lo hizo en vida para denunciar la farsa que a nombre de la izquierda se ha montado, así como contra la corrupción que ha sumido en la pobreza a un país tan rico como el nuestro y, para males mayores, desacreditando a la izquierda de América Latina.
Me valgo, para mandarle la presente, de los buenos amigos chilenos que vivieron en Venezuela y que compartieron con mis hijos las aulas universitarias, personas de mi profundo y eterno afecto.
Disculpe Ud. la osadía,  mi marido no está y yo recojo su bandera.
Saludos.
Inés Castillo

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