Aquellos que conocen de mi militancia política desde hace 30 años, constantemente me preguntan “¿qué vamos a hacer?”, para referirse a cómo salimos de este régimen que por más de 18 años ha estado acabando con derechos conquistados, con la democracia y con el futuro de muchísimos venezolanos que viven en constante incertidumbre, especialmente en los últimos 4 años, cuando el régimen despótico instaurado por Hugo Chávez devino en una dictadura más abierta en manos de Nicolás Maduro. Siempre  preguntan  en plural, lo que es un signo positivo pues significa que la gente quiere participar, ser protagonista del cambio político que necesita el país. Y siempre me dicen que con «votos» no es suficiente. Esto da cuenta de su madurez en cuanto a la comprensión de las formas de lucha. Es decir, para derrotar a una dictadura, no puede reducirse la acción política a una sola forma de lucha, que en este caso es solo electoral. Hace falta combinar distintas formas de lucha para avanzar.

Ya el pueblo venezolano tiene experiencia en estas lides. En 2002 fue protagonista de una insurrección democrática que logró sacar del poder al déspota. Dicha insurrección fue traicionada por un grupito de plutócratas. Luego en 2014, el pueblo venezolano volvió a insurgir con lo que se conoció como la Rebelión Democrática del Pueblo y La Salida. Varios meses duró esta gesta que fue brutalmente reprimida, y que contó con la complicidad de las cúpulas partidistas, a pesar de que su militancia estaba incorporada de lleno en dichas manifestaciones.

Hoy, vuelve a surgir la pregunta “¿qué hacemos?”. Pero ahora se hace en otro contexto, en donde el régimen ha formalizado su carácter dictatorial. Por eso trataremos de responder a esa pregunta.

En primer lugar, hay que confiar en la fuerza del pueblo. Sin ello, cualquier lucha por más enconada que sea, no llegará a la victoria. En segundo lugar, necesitamos que esa fuerza esté organizada. Somos de la idea que la mejor forma de organización son las Asambleas Populares o Ciudadanas, establecidas en la constitución que hoy es mancillada y violada por maduro y sus secuaces del TSJ. En estas asambleas se debe debatir la situación política y social del país, pero no como un ejercicio de diletantes, sino con el sentido de que salgan de las mismas, acciones de protesta orientadas a exigir en la calle la salida del actual régimen. También de las asambleas pueden surgir acciones de protestas por motivos sociales, reivindicativos. Estas asambleas son el germen de la nueva democracia que la mayoría de la población quiere para Venezuela. Sin embargo, se entiende que en algunos sitios no hay condiciones para hacer asambleas. Pero seguramente se pueden constituir Comités de Luchas Democráticas (CLD), constituidos por sector: instituciones públicas y privadas, universidades y liceos, fábricas, barrios y urbanizaciones, en cuadras y edificios. Los CLD pueden estar integrados como mínimo por cinco (5) personas. Son de carácter autónomo, democrático, amplio, unitario, no partidista (aunque en su seno pueden estar militantes de partidos). Los CLD pueden organizar debates, asambleas, foros, conversatorios, acciones de calle por la democracia, protestas de carácter reivindicativo o social, en fin, no debe ponerse límites para protestar, para accionar.

En tercer lugar, es necesaria la coordinación de esta fuerza democrática y popular organizada de la que venimos hablando. Las Asambleas Ciudadanas o los CLD que funcionen en el mismo sector geográfico o social, deben conocerse, reunirse, coordinar acciones conjuntas que le darán a la lucha por la restitución de la democracia mucha mayor fuerza. Es hacer cierta la consigna “unir las luchas para luchar juntos”. Aquí cobra importancia un cuarto aspecto: la UNIDAD. Esta no es exclusiva de los partidos políticos aglutinados en la MUD. La UNIDAD de la que hablamos es la Unidad del Pueblo, la unidad desde abajo, donde el liderazgo no se reduce a unas siglas, unas banderas o un candidato. La unidad  a la que nos referimos es a la unidad del protagonismo social y ciudadano, orientado a derrotar la dictadura, para obtener triunfos parciales pero que van dando confianza a la gente para seguir luchando. Es muy importante que en las asambleas y en los CLD se tenga claridad  sobre este aspecto de la UNIDAD.

Pero es fundamental la dirección política. Urge una nueva dirección política, amplia, realmente unitaria e incluyente. Dicha dirección política se debe dotar de una estrategia en la cual el principal mecanismo de lucha contra la dictadura sea la presión popular en la calle, sostenida, sistemática, contundente, que logre poner contra la pared a la dictadura para arrancarle lo que ha secuestrado: la democracia, los derechos sociales y democráticos establecidos en la Constitución. Esta dirección política debe articular las luchas sociales con la lucha por el cambio político. Luchar por mejorar las condiciones de vida de la población es urgente. Hay que arrancarle a la dictadura conquistas reivindicativas como: salarios justos, presupuesto justo para la educación y la salud, pensiones y jubilaciones dignas y suficientes, entre otras.

El único lenguaje que una dictadura entiende es el de un pueblo movilizado, dirigido por un liderazgo que represente sus intereses y los del país en su conjunto. La historia de Venezuela y el mundo está llena de ejemplos donde el protagonismo popular ha logrado derribar férreas dictaduras. Estamos convencidos de que solo con la fuerza organizada de un pueblo movilizado, la presión popular, lograremos derrotar a la dictadura, restituir la democracia e iniciar la reconstrucción nacional. Esto es lo que hay que hacer. En eso estamos comprometidos.

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