Publicamos el discurso de nuestra compañera Raquel Figueroa, Coordinadora Nacional de la UDSE y del Movimiento de Educadores Simón Rodríguez, en el acto Salvemos la Educación, organizado por la Asamblea Nacional

 

Comisión de Desarrollo Social de la AN.

Subcomisión de Educación de la AN.

Ciudadanos parlamentarios.

Colegas educadores, estudiantes, asistentes a este gran acto.-

25 de septiembre 2018 la Unidad Democrática del Sector Educativo (UDSE) en un informe expuso 9 problemas que caracterizaban que en Venezuela se estaba derrumbando la educación como derecho humano: La entronización de la pobreza como factor para la acentuación de la exclusión escolar, la crisis alimentaria escolar, la caída del poder adquisitivo del docente, la desvalorización del trabajo pedagógico y profesional, la mengua en la seguridad social de los docentes, el desvanecimiento de los servicios de bienestar social estudiantil, el incremento de la migración de los profesionales de la docencia y el empeoramiento de la infraestructura escolar. De allí que acompañamos la declaratoria de la emergencia humanitaria compleja de la educación que sancionó esta Asamblea Nacional

25 de septiembre pero 2019 este derrumbe se convirtió en una catástrofe educativa, pues el Estado y su régimen político se colocan a espaldas de sus responsabilidades constitucionales y con la imposición de un paquete económico, la destrucción del aparato productivo, la desaparición del salario familiar destruyen la educación gratuita y obligatoria, desvalorizan la carrera docente y la escuela pierde el enfoque de espacio de formación de ciudadanos.

Han querido que la educación sea auténtica, que responda a la realidad nacional y útil para formar los recursos humanos, en síntesis para vivir en democracia. Sin embargo, en veinte años la práctica lo ha dicho todo, pues la educación no ha sido auténtica ni soberana. No ha respondido a las exigencias de la sociedad y ni siquiera ha servido para vivir en democracia. Estamos entonces en un punto de la historia que nos llama a que la emergencia humanitaria compleja deje de ser una declaratoria y pase a ser una herramienta que estimule al ejercicio del protagonismo ciudadano para salvar la educación porque en esa medida estamos salvando la patria.

La educación en este régimen político no garantiza al país la sociedad que queremos, que merecemos: democrática, emancipadora y de justicia social, por eso es necesario que la reconstrucción de Venezuela pase por la reconstrucción de la educación. La historia nos llama a que salvemos la educación forjando una nueva democracia al servicio de la independencia y desarrollo nacional, al servicio de los cambios estructurales que la sociedad exige, donde sus hombre y mujeres adquieran conciencia de su papel histórico, como protagonistas de los cambios para un nuevo estadio de vida.

Salvar la educación es una necesidad histórica que nos lleva a restablecer la esencia de la educación como concepto de cambio y proyecto para toda la población, renovando de esta forma el compromiso con la misma. La nación y la democracia son construcciones sociales que deben ser enseñadas y aprendidas en la escuela, donde la misma se constituye en el espacio de la vida de los niños, los adolescentes y jóvenes, mediante la práctica cotidiana, construyen las huellas de las acciones democráticas y ciudadana. Por lo tanto, la escuela debe convertirse en unidad fundamental para el ejercicio democrático planteado por la sociedad.

Salvar la educación es rescatar la escuela como espacio de encuentro social para la formación de ciudadanía. La escuela, decía Luis Beltrán Prieto Figueroa, debe ser la réplica de la República que queremos, para que de ella salgan los republicanos que requiere la nueva república. En la escuela se hace república en la medida en que en ella se forman los republicanos. Por eso la Venezuela en los últimos 20 años ha sido objeto de una profunda agresión a su condición humana. El régimen político ha utilizado todo el aparataje del Estado y de la institucionalidad para producir un profundo adormecimiento de la conciencia democrática y ha instrumentado políticas que inculcan violencia, pérdida de valores y principios, sometimiento, e incluso vulnera los valores culturales y la venezolanidad, por eso es fundamental que salvemos la educación con la reconstrucción nacional que nos permita unificar todas las fuerzas vivas en un plan educativo nacional que edifique la nueva ciudadanía en una nueva democracia.

Desde esta tribuna de la Asamblea Nacional, la Unidad Democrática del Sector Educativo convoca al parlamento, al magisterio en pleno, a los estudiantes, a las universidades y su gremio, al pueblo en general a que salvemos la educación. Unámonos todos en un gran movimiento pedagógico para salvar la educación científica, democrática y popular.

Es hora de convertir la desesperanza en esperanza, Venezuela debe preparase para la reconstrucción de su civilidad y la educación, sus escuelas y sus universidades deben ser espacio  de compromiso a la causa de la liberación porque como señala Paulo Freire “hablar de democracia y callar al pueblo es una farsa. Hablar del humanismo y negar a los hombre es una mentira.”

Salvemos la educación de la pedagogía del oprimido para construir la pedagogía liberadora. De la emergencia humanitaria compleja a una educación al servicio de la soberanía y desarrollo nacional, al servicio de los cambios que la sociedad exige.

Saludos a todos.-

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