Aquello de que ¡Ahora le toca al pueblo!, ha sido ratificado en la práctica, con creces. Es una fuerza material tan poderosa que hace temblar al régimen y apura a quienes deben hacer esfuerzos para adaptarse al empuje popular. Unos más que otros han debido ir al ritmo del pueblo. A pesar del dique para detener el caudal popular, el desbordamiento se hizo presente en forma contundente y una masa poderosa de pueblo busca arrasar lo que la frene hasta alcanzar el objetivo de salir del régimen. El descontento, el deseo de cambio, la aspiración por un país mejor, pudo más que cualquier negocio tras bastidores. El pueblo dijo basta y echó a andar.

En medio de lo que pudiese desembocar en la caída del régimen, aparece un escrito que vale ser comentado. Un conjunto de propuestas se presentan como de la Unidad Democrática, arrogándose una condición que parece estar ahora en disputa. Difícil atender este asunto en medio de este encrespamiento social. Pero, habida cuenta de que nos aproximamos a un desenlace, delinear a cuál futuro iremos, adquiere relevancia. El material al que nos referimos, parece diseñado desde una perspectiva que sugiere dejar a un lado el clamor de la gente. De allí, el esfuerzo de rigor para atender este escrito.

El que se presente como de la Unidad Democrática, resulta francamente preocupante. De llegarse a realizar, conducirá indefectiblemente a una resistencia aún mayor a la que condujo a la actual crisis política. Es que el tinte obsecuente, de una sumisión supina frente a la oligarquía financiera, hace presagiar esta perspectiva.

Nada se dice de una nueva relación con el sector externo de la economía, cuestión básica para recuperar la producción nacional. La economía debe ser protegida. La producción nacional, debe ser estimulada con base en una nueva política bancaria que canalice el ahorro hacia la inversión productiva. Nada de eso se dice.

En materia de abastecimiento de alimentos, aparte de la ayuda humanitaria y la política de créditos, no hay mayor diferencia con lo que oferta el chavismo, salvo la virtual eliminación de los Clap. La restitución de las cadenas privadas para la distribución en medio de la penuria y escasez que se vive, no necesariamente conducirá a una solución al problema de la manera como demanda la circunstancia. A su vez, la importación y las líneas de crédito, además de favorecer a quienes hagan los negocios, tampoco resuelven el problema con la premura que se requiere. Un problema de la magnitud que se vive demanda de medidas en materia bancaria, fiscal y monetaria que permitan, a la par de atender la inmediatez mediante algunas de las maneras que se plantean, elevar la capacidad productiva en el campo.

Igual sucede en las medidas para atender la cuestión social. Se trata de una política focalizada para atender a los más vulnerables y a los adultos mayores en la línea de las políticas liberales al respecto. En vez de propiciar la universalización de los derechos sociales, se busca focalizarla para atemperar problemas sociales que pudiesen ser detonantes del conflicto subsecuente. Por eso se reduce a la atención de los más pobres. Para nada se habla del aumento del salario real y, en general, del bienestar de los venezolanos en ascenso social. Además, la aspiración de incrementar la oferta supone la creación de demanda con base en la recuperación del salario de los trabajadores.

Lo que se asoma como alternativa, presentada con el título Unidos, preparados y listos para gobernar, parece seguir la tradición del paquete Maduro, lo que motivaría un nuevo apriete del cinturón de las grandes mayorías populares. Lo que se anuncia es una política que da continuidad a pie juntillas a lo que se viene haciendo. Por eso, preocupa la difusión de un conjunto de medidas que se inscriben en esa dirección, además de no haber sido consensuado con los distintos sectores sociales que resumen buena parte de los sectores organizados del descontento popular.

Luego de ver superada esta pesadilla mediante el desalojo del poder del chavismo, la gente aspira a un cambio para bien. La gente aspira, junto a la práctica de una nueva ética pública, solidaria y eficaz, la atención de sus problemas principales. El protagonismo del pueblo, que impuso su rebeldía por encima de las contradicciones de quienes se oponen al régimen, aspira ver una perspectiva clara hacia un futuro mejor. De tal manera que el programa a propagarse y al cual debemos comprometernos todos, debe ser de carácter popular y nacional.

La Reconstrucción nacional debe apuntar a una nueva democracia. La representación y la toma de decisiones en asambleas de ciudadanos deben ser armonizadas. Esa es la democracia superior que haga verdad lo contemplado en la Constitución. La economía debe estar al servicio de la gente y del interés nacional. Para ello la meta no puede ser otra que la revolución industrial con base en la diversificación del aparato productivo. La economía petrolera, además de sustentarse en el procesamiento del crudo, sin abandonar los mercados de venta como materia prima energética, debe contribuir con el desarrollo diversificado y la perspectiva de la revolución industrial. La soberanía agroalimentaria debe ser el norte en materia agrícola y pecuaria. El aprovechamiento de los suelos, el apoyo financiero y tecnológico deberá garantizar esta meta estratégica para evitar se repita la tragedia a la que conduce la importación. En lo inmediato, se deberá trabajar aceleradamente en la canalización del ahorro a la inversión en el sector con base en créditos baratos y tasas de retorno flexibles, sobre todo en cultivos de ciclo corto, tubérculos y legumbres, y en la producción cárnica y pecuaria. La política económica debe estar en correspondencia con esa perspectiva. Un gobierno al servicio de la gente y del interés nacional, deberá ante todo establecer una nueva relación con el sector externo. Se debe privilegiar la producción y el capital nacionales, por encima del producto importado.

Solamente las importaciones de medios de producción y productos finales imprescindibles como medicamentos y algunos rubros en camino de ser sustituida su importación por producción nacional, deberán tener cabida en la nueva economía. La política bancaria se sustentará en la canalización del ahorro social a la inversión productiva con base en el abaratamiento del crédito. Junto a la política bancaria, la liquidez deberá estar en correspondencia con la dimensión de la economía y las reservas en divisas y oro en las bóvedas del banco central, en la vía de alcanzar la inflación cero. Junto a lo cual el acelerado crecimiento garantizará el equilibrio fiscal sin que se reduzcan en términos reales los gastos en servicios para la población. La política fiscal y tributaria tendrá como norte una recaudación con base en el impuesto sobre la renta y esta en el crecimiento y desarrollo de la producción. El tributo será establecido con base en las necesidades de aumento incesante de la capacidad de demanda de la gente. La política social ha de descansar ante todo en la elevación constante del salario real de los trabajadores. Salud, educación, vivienda y transporte serán redimensionados con criterios estratégicos como base del desarrollo, la meta de la revolución industrial y la soberanía agroalimentaria.

El bienestar de la gente debe ser la perspectiva de la nueva Venezuela. Ese futuro es el que se merecen los venezolanos que una vez más se han hecho protagonistas en la lucha por un futuro mejor.

3 COMMENTS

  1. ¿Por cuál futuro luchan hoy las mayorías populares en las calles? suena bonito, si eso fuera realidad…me gustaria ser parte de ese proyecto de pais.

    • Saludos. Puedes ser parte de este proyecto. Te invitamos a incorporarte a nuestras filas. Somos una organización seria, responsable, democrática con mucha combatividad, que responde a los intereses nacionales y de las mayorías.

      • buenas tardes, gracias por la propuesta….de forma responsable les informo que soy un dirigente de la clase extranjera (sin documnetos en el pais), pero igualmente he estado ligado a la organizacion politica PPT TACHIRA, pero igual les digo que hay «muchas cosas» que no son de mi agrado como no son del agrado para millones de venezolanos por las necesidades basicas que estan necesitando , no comparto politicas o acciones del gobierno de nicolas maduro en otros eventos que no llevan a solucionar los graves problemas sociales que aquejas a la gran mayoria de los venezolanos, problemas como la falta de alimentos, medicina y la insegurida en todos los sentidos…igualmente hay eventos que no estan tan claros si estan o no apegados al presecto constitucional y eso igualmente me tiene con dudas, «por ahora» estoy que me pronuncio…pero voy a esperar un poco «mas»..pero los postulados de su partido me gusta, ese es el pais que desea la mayoria del pueblo venezolano.

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