Era la hora a la que los habían convocado a protestar contra el Gobierno. Apenas unas 20 personas se congregaban en una esquina de la plaza La Estrella en San Bernardino. Luego de los insultos y las amenazas de unos motorizados contra unas mujeres mayores que portaban banderas de Venezuela, se oyó un disparo que heló la sangre de los manifestantes. «De pronto, todos corrieron. Vi cuando un motorizado disparó y luego vi cuando el chamo cayó al suelo. Tenía solo un morral y una gorra azul».

Ángel, quien acaba de graduarse de economía en la Universidad Central de Venezuela, quiere reservar su nombre verdadero por seguridad. Vive en la Candelaria y había ido con unos amigos a marchar. Estaba en la acera de enfrente y tenía una visión amplia del momento en que un grupo de motorizados se acercó hasta los manifestantes, a eso de las 10:30 de la mañana. «Eran unos tipos con gorras rojas y azules. Unos tenían franelas rojas. Se veía a simple vista que eran chavistas y no opositores. La gente se quedó ahí respondiéndoles y ese chamo se puso a responderles con varios chamos más».

Carlos José Moreno Barón fue la víctima del disparo. Tenía 17 años y cumpliría la edad para poder votar en unas elecciones el sábado, 22 de abril. Acababa de ingresar a estudiar economía, al igual que Ángel, en la UCV. En el momento en que es asesinado, defendía de los insultos a un grupo de señoras mayores que iban a marchar contra el Gobierno.

Ángel explicó que durante un rato solo hubo un intercambio de palabras. «Los motorizados que llegaron eran cuatro. Cada uno iba con un parrillero. Gritaban groserías y repetían: ‘No pasarán, no pasarán’. El chamo estaba con un grupo pequeño de muchachos que se puso a defender a unas señoras manifestantes. Hubo un intercambio de palabras. Los chamos solo se defendieron de los insultos con otros insultos». Vio cuando uno de los parrilleros se bajó de la moto y disparó.

«Ese momento fue muy fuerte. No era algo personal. Eran gritos y groserías nada más. El chamo estaba frente a los motorizados. Un parrillero efectuó un disparo a unos 10 metros, se subió a su moto y se fueron», recuerda Ángel.

«Un grupo de muchachos nos acercamos. El chamo estaba en el suelo y estaban viendo cómo llevarlo a un centro médico. Pasaron varios minutos y nadie llegaba. Al rato, un motorizado llegó, entre varios lo subieron y se se lo llevaron» contó. La marcha en ese punto de la ciudad capital, no pudo comenzar.

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