Si Maduro cree que con patrañas y maniobras podrá engañar a los venezolanos para frenar la protesta y la furia popular contra esta dictadura, está muy equivocado. Su fraudulento llamado a convocar una Asamblea Constituyente puede convertirse en la última frase del epitafio que llevará la lápida de este Gobierno… y de este régimen.

Transcurrido poco más de un mes del golpe de Estado ejecutado por Maduro, con el TSJ como verdugo, la mafia que gobierna el país ahora quiere estirar su supervivencia con esta jugada que invoca el «poder constituyente», pero mediando un fraude y pretendiendo obviar o modificar lo que la Constitución establece sobre el carácter, los principios y la manera de conformarse una Asamblea Nacional Constituyente. Quieren saltarse a la torera la obligada consulta vía referendo que sobre las bases comiciales se debe hacer a toda la población en capacidad y con derecho de opinar y decidir, es decir, cumplir con la universalidad del voto y respetar al pueblo venezolano que en tanto depositario del poder constituyente originario, es el que decide sobre la procedencia o no de la propuesta proveniente del presidente de la República.

Olvidan esos mafiosos que el pueblo venezolano ya les perdió el miedo a sus acciones y amenazas represivas y totalitarias. Que millones de venezolanos junto a su juventud decidimos tomar la calle para protestar contundentemente contra esta dictadura. Que pese al asesinato de decenas de manifestantes y centenares de detenciones arbitrarias, esta rebelión democrática crece día a día y avanza tanto en su determinación de desplazar este régimen, como en conciencia y responsabilidad histórica. Que los venezolanos en protesta y en ejercicio de nuestros derechos y libertades públicas somos fiel exponente de la soberanía nacional y, al exigir un cambio político urgente, estamos representando el sentimiento y los deseos de las mayorías nacionales hoy oprimidas, sojuzgadas y sometidas a las más dramáticas condiciones de vida y de trabajo.

La Unidad Popular y Democrática que hoy se forja y se consolida como alternativa a este podrido régimen dictatorial, también se arma de propuestas programáticas para enfrentar la necesaria Reconstrucción del país, privilegiando lo popular y lo nacional, dejando a un lado las diferencias de partido, ideología o credo. Reclamamos, más allá de cúpulas o cogollos, el protagonismo popular y el poder de base de la sociedad para resolver la crisis política y, mediante nuestras asambleas de ciudadanos, asambleas populares y organizaciones autónomas de trabajadores, estudiantes, profesionales, pobladores, edificar una democracia más avanzada que, además de rescatar el derecho al voto universal, directo y secreto, establezca como norma la consulta amplia y permanente sobre las decisiones trascendentales que habrá de tomar la República.

Estamos frente a los estertores de un régimen moribundo que luego de estafar al pueblo por casi dos décadas, piensa que puede seguir gobernando de facto, sin apego a la ley ni a la Constitución impulsada por ellos mismos. Creen que con tracalerías, represión, chantaje y amedrentamiento, podrán derrotar esta gesta patriótica y popular. Ya en el mundo han quedado desenmascarados como lo que son: un Gobierno de mafias y pranato que ha utilizado un falso discurso de avanzada social para encubrir sus negocios y su corrupción, que es capaz de entregar las principales riquezas nacionales a las potencias imperialistas con tal de permanecer en el poder, que no tienen miramientos para corromper la institución militar y a la vez, armar y financiar bandas paramilitares, creando con ello el caldo de cultivo para que en el país se produzca una guerra civil.

Tamaña irresponsabilidad nos obliga a todos los venezolanos a sacar nuestros mejores esfuerzos con ímpetu para que en el tiempo más corto posible Venezuela pueda verse libre de esta oprobiosa circunstancia. Esta rebelión democrática está amparada por los artículos 333 y 350 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que nos faculta como ciudadanos a activar todos los mecanismos de resistencia para enfrentar lo que sería el quiebre en nuestro país de los postulados democráticos más elementales.

Hemos aprendido. Vamos a las marchas con cada vez mayor disposición. Pero debemos organizarnos más. Desde la cuadra, el edificio, la manzana, debemos hacer reuniones y asambleas para dotarnos de mecanismos para asistir a la protesta y crear nuevas formas de participación. Para discutir acerca del país que nos merecemos. Para afianzar ideas de progreso y bienestar. No nos vamos a parar hasta ver al tirano fuera y comenzar a construir un país mejor. Se trata de enervar nuestra fibra histórica para salir de esta catástrofe y así retomar un camino de progreso y desarrollo, en el marco del respeto a los derechos humanos y las libertades públicas, y con un cabal compromiso con nuestra soberanía y nuestra independencia.

No al Fraude Constituyente
Abajo la Dictadura

Rebelión Democrática para sacar a Maduro
Desechar las ilusiones y prepararnos para la lucha

Bandera Roja (Resistencia)
3 de mayo de 2017

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