El día de la Juventud, 12 de febrero, recuerda tiempos históricos en Venezuela. Tiempos en los cuales los jóvenes se dispusieron con rebeldía, irreverencia e insumisión a luchar, a romper las cadenas de la dependencia colonial.

Ese recuerdo hoy nos agita la mente justo cuando Venezuela atraviesa por una de las peores crisis de la historia. Hoy, se ha profundizado la dependencia, la corrupción, el enriquecimiento de pocos a costa del trabajo muchos venezolanos. La destrucción de la educación venezolana se convirtió en una política de Estado. La destrucción de la institucionalidad del país para dar paso a un Estado de mafias, se hizo patente. Acabaron con cualquier posibilidad de desarrollo independiente y soberano del país durante este tiempo. Acabaron con el futuro de la juventud.

Son muchos los jóvenes que se han dispuesto a salir a las calles, que dejaron el miedo a un lado para reconstruir el país y se dispusieron a pelearse un futuro en su propia tierra. Pero para los jóvenes venezolanos el 12 de febrero ya no solo significa el triunfo en la Batalla de la Victoria. Ahora, rememora también la generación de 2014, enaltece la memoria de los jóvenes que como Bassil y Redman, murieron batallando, o que resultaron heridos y detenidos desde aquel 12 de febrero de 2014 cuando con la rebeldía e insumisión nos dispusimos a pelearnos nuestro país, a quitárselo de las manos al régimen de mafias actual para reconstruirlo. Nos dispusimos a darle una esperanza a los millones de venezolanos que ya no podían ver un futuro en esta tierra. Y aún que traicionados en aquel momento, seguimos aún clamando por la misma gesta.

Hoy, día de la juventud, tenemos que plantearnos recrear la historia. La rebelión está a las puertas nuevamente y ya los traidores y negociantes están claramente identificados por el pueblo. Es tiempo de audacia, de autonomía y de verdadera disposición de redención social. Ahora más que nunca tenemos que hacer presente esa gallardía, esa irreverencia y esa insumisión de la juventud.

El tiempo de pensar solo en sobrevivir y mientras tanto ver desde la barrera cómo nos arrebatan el futuro, cómo le quitan la vida a nuestros compañeros, cómo destruyen la educación y cómo destruyen la tierra que nos vio nacer, ha acabado. No podemos conformarnos con irnos del país y pensar en regresar si algún día Venezuela cambia. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de organizarnos y salir a luchar por lo que nos pertenece, a cumplir con nuestro papel histórico de cambio y transformación.

Es hora de que los diferentes movimientos juveniles y estudiantiles del país, los históricamente aguerridos jóvenes de educación media, técnica y superior, impulsen un irreverente movimiento de cambio en las calles venezolanas. Basta ya de movimientos adocenados y mercantilizados que urgan en la desunión un dinero fácil mientras llevan alnresto a no luchar. Es tiempo de que el poder de los jóvenes desde las bases del país, clame por su lugar dirigente en las luchas por venir. Que se incorpore el joven trabajador, el joven obrero, aquél que ha sido obligado a desvincularse de la cotidianidad de la formación por tener que ir a trabajar para atemperar la grave crisis de su familia. Es tiempo de la juventud.

Es necesario que como jóvenes hagamos revivir la esperanza de los venezolanos y enarbolemos un gran movimiento de protesta nacional. Movimiento donde articulemos todas nuestras luchas reivindicativas como el pasaje estudiantil, una beca digna, residencias estudiantiles y en general condiciones adecuadas para estudiar; con la lucha por el cambio político, la conquista de la democracia y la salida del régimen dictatorial y enmascarado de una falsa izquierda; convencidos de que podemos levantar junto al pueblo venezolano un gran movimiento para salvar y reconstruir el país.

Hoy, 12 de febrero, día de la juventud y la rebeldía, debemos pronunciarnos por el levantamiento de un poderoso movimiento asambleístico comprometido y dispuesto a impulsar el cambio político y la reconstrucción nacional. Un movimiento que se configure como fuerza para la acción política y social. Capacitado para la lucha sostenida, contundente y necesaria para liberarnos de esta dictadura. Convertirlo en poder de base, en manifiesta expresión de rebelión democrática del pueblo soberano, del constituyente originario. Es momento de construir el verdadero protagonismo ciudadano y de autonomía popular.

Arranquemos con asambleas ciudadanas y populares en todos los rincones, calles, plazas, barriadas y urbanizaciones, universidades y liceos; en las organizaciones gremiales y no gremiales. Constituyamos comités de jóvenes por el cambio con el fin de promover acciones concretas que vayan desde llevar una carta a un ente público, difundir un volante o sorprender con un pancartazo la calle, hasta manifestaciones masivas de la rebelión popular y democrática del pueblo. Levantemos el puño para defender nuestra dignidad y Venezuela podrá decir, con certeza, “nunca más”. ¡Esta vez el pueblo derrotará a la dictadura!

Incorpórate con entusiasmo, participa, lucha, crea. Todos los talentos son buenos en la actual circunstancia, incluso los talentos que se encuentran en otras tierras. Joven venezolano, hagamos hagamos nuevamente historia, porque el momento del régimen ha terminado.

#AhoraLeTocaAlPueblo

Unión de Jóvenes Revolucionarios

Juventud de Bandera Roja

12 de febrero de 2017

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