ImagenSu Eminencia, Papa Francisco.

Ante todo, gracias por recibir esta carta y mostrar interés y preocupación que vive el pueblo venezolano.

Mi nombre es Sairam Rivas. Tengo 20 años de edad. En este momento soy parte de los estudiantes y jóvenes que se encuentran privados de libertad. Estudio Trabajo Social en la Universidad Central de Venezuela y curso 4to año de la carrera. Actualmente soy presidente del Centro de Estudiantes de la escuela en la cual estudio.

Al igual que miles de jóvenes venezolanos, desde principios del mes de febrero he sido partícipe de las protestas consumadas en diversas manifestaciones pacíficas. Al igual que he visto y vivido la brutal represión, al punto de lanzarnos bombas lacrimógenas a quema ropa para no dejar llegar ninguna de las marchas a su destino.

He compartido con jóvenes que luego de ser liberados nos participan que han sido sometidos a torturas y malos tratos, además de tener que, en muchos casos, compartir celdas con presos comunes.

Somos estudiantes que tenemos conciencia del momento histórico que estamos viviendo. Luchamos por un país libre e independiente, un país soberano económicamente. Queremos que eso se pueda plasmar  en las próximas páginas de nuestra historia.

Protestamos en medio de una gran crisis económica. Nos enfrentamos día a día a la inflación, escasez, desempleo y un inexorable crecimiento del hambre y la pobreza. Frente a esto hemos demostrado buscar la unidad social con los diferentes actores y gremios que representan la lucha popular. En este sentido decidimos comenzar campamentos en diferentes plazas del país, demostrando que las plazas son del pueblo, frente a la gran militarización que se vive en todos los rincones del país. Nos avocamos a construir un movimiento asambleístico con la sociedad y así debatir y construir un proyecto de país y de reconstrucción nacional. Debatir y tener un pensamiento crítico ha sido nuestro delito. No podemos defender la esencia fundamental del conocimiento: la libertad y la verdad.

El día de hoy ya cumplo 27 días detenida, desde que fui apresada en la madrugada del 8 de mayo al ser levantada por un gran contingente de la Guardia Nacional Bolivariana, al igual que los 250 jóvenes que como yo, al momento de la detención dormíamos en los 4 campamentos ubicados en distintos lugares de Caracas. Ninguno fuimos capturados en flagrancia. Fuimos levantados brutalmente. A muchos los despojaron de sus pertenencias y ni siquiera los dejaron agarrar sus cosas personales. Solo a muy pocos nos dejaron agarrar, luego de varias súplicas, algunas pertenencias que tuviésemos cerca. Mientras tanto veíamos cómo todas nuestras cosas eran destruidas. Carpas, libros, cuadernos, ropa, laptops, insumos médicos, comida… absolutamente todo fue destruido y amontonado en transportes de la GNB, viendo nosotros mismos cómo botaron todo al estar detenidos en el Comando Regional 5 de la GNB.

Eran tantos jóvenes, sumados a algunos de la sociedad civil que en esa madrugada ayudaban en el campamento, que se hizo un juicio masivo nunca antes visto en salas improvisadas en los pasillos del palacio de justicia, contra nosotros.

En el momento de nuestra detención ya cumplíamos más de un mes en estos campamentos. En mi campamento (Plaza Sadel) cumplíamos exactamente 40 días el día de la detención y abrupto desalojo. En cualquier momento fue público y notorio el apoyo de la sociedad civil y los gestos más sublimes propios de la humanidad, de personas agradecidas con jóvenes que abandonaron la comodidad de sus hogares para dormir en una carpa en una plaza para protestar. Jóvenes que protestaban y protestan por su futuro y el de ellos también.

A pesar de que a la mayoría se nos imputó los mismos cargos, muchos fueron liberados con régimen de presentación mientras otro grupo continuamos privados de libertad. Cada uno de nuestros compañeros liberados y los que aún continuamos privados de libertad, se nos han abierto expedientes donde quedamos reseñados como criminales. A quienes han liberado con régimen de presentación están sujetos a que en cualquier manifestación donde participen se les abra un juicio.

En este sentido, solicitamos que intermedien a nuestro favor ante las instituciones y autoridades del estado venezolano para conseguir nuestra libertad plena.

Pronúnciense, sean parte de que Venezuela tenga esperanza de libertad. Una libertad que no signifique la opresión ni la explotación del otro. Queremos una Venezuela y un mundo más humano.

 

Sairam Rivas

Encarcelada en el Sebin.

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