Crónicas sencillas

Jesús Noel Hermoso F.

Nuevamente mayo. Esta vez no se ganaron concursos de belleza. Fueron aplastadas hasta las flores con balas y perdigones. La sequía hizo polvo a la belleza por un rato. Mayo, día 8, día 40 en la Plaza de la Resistencia (Alfredo Sadel) y noche en la que luego de un mes al cielo se le había antojado la lluvia. A las 3:20am Sairam Rivas despertaba con sonido de fusil y gritos de un militar que ordenaba: Arriba, arriba, caminen. El miedo se apoderó de sus huesos y pensó en Olga Benario, nombre y protagonista de uno de sus libros preferidos, «Olga».
En los primeros días de enero se respiraba un aire de rebelión. Recién amanecía el año y Sai había salido con sus compañeros a rayar las paredes de todo el país. «Viene la Rebeldía» decían aquellas premonitorias pintas. La rabia frente a la indecencia oficial se acumulaba hirviendo en la sangre de los estudiantes. Algunos dirigentes hacían ruegos a la vacación política, a una taima popular, pero Sai se anotó junto a su partido entre quienes pensaban en la necesidad de forjar una fuerza movilizada. Así, pregonaba la necesidad de las asambleas y la organización entre los dirigentes del movimiento estudiantil. Se daba inicio a la rebelión democrática y nacía junto a ella la #Resistencia.
Una tarde de mediados de enero estalló su corazón. Se confirmaba el pronóstico de cáncer en su Papá. Nos dijo con voz quebrada pero decidida ese mismo día: No me vayan a sacar de nada, yo voy a seguir al frente de mis responsabilidades. Fue así como para la marcha del 12 de febrero habíamos constituido un comando con los principales dirigentes estudiantiles de la UJR, juventud de Bandera Roja. Sai exigía un funcionamiento permanente y diario. Valoraba inmensamente los debates y reuniones de análisis de cada asunto, revisaba todos los detalles con una minuciosidad minimalista y centraba una atención estoica a la necesidad de la unidad del movimiento estudiantil. Diariamente vimos su angustia por avanzar, y sus preocupaciones por asumir cada vez más responsabilidades en la lucha.
Luego de intensas jornadas en las que Sai destacó entre los dirigentes estudiantiles que asumieron la conducción de esta rebelión, se estableció en el comando la idea de instalar un campamento de la resistencia: un foco pacífico y de activismo que pudiera dar cuenta a Venezuela y al mundo, de la disposición rebelde e indoblegable de lucha que contenía nuestra juventud. Sai dirigió y lideró el 29 de marzo junto con Abzara, Eusebio y otros compañeros, la toma de la Plaza Alfredo Sadel, imponente Plaza de la Resistencia que marcó un rumbo político y organizativo para los que luchaban a diario, y que congregó a varios de los dirigentes más conocidos y destacados de esta gesta histórica: Betania, Douglas, Clider, Delibeth, entre otros que como Sai, se habían tomado a pecho su papel en la historia de nuestro país.
Su sacrificio y desprendida entrega desbordaba la imaginación y expectativa de muchos. Una modelo, una muchachita, se erigía como una de las principales líderes estudiantiles del país, ganándose el respeto de toda la dirigencia política opositora. Nacía en corto tiempo, como nacen los héroes sin preverlo, una dirigente de apenas 20 años y a Venezuela se le ampliaba la esperanza de libertad…

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